¿Ciberseguridad?

Pablo Escandón Montenegro

La estrategia Ecuador Digital ha sido un éxito, tanto es así, que hasta las consultoras internacionales se han dado el tiempo de revisar la seguridad digital y han encontrado que somos un país de datos abiertos.

El país nada oculta, es transparente y de acceso libre para todos: para nuestros datos, huella digital en la red y lo que somos, lo que consumimos; en fin, nuestros hábitos más sensibles para influir en elecciones o para que nos roben la identidad, nos clonen las placas o usen nuestras tarjetas en Timbuctú.

Nadie filtró información. Se vendieron bases de datos a vista y paciencia de las autoridades, gracias a un hueco legal sobre protección de datos, que ahora el “superministro” presenta a la Asamblea.

A Ola Bini deberían reclutarlo para a encontrar las vulnerabilidades de los sistemas y que haga una auditoría informática en el Biess, de donde se obtuvieron mis datos patronales: deudas, aportes e información que para un simple usuario es imposible obtener gracias al sistema siempre inestable.

Ecuador digital es un fuego fatuo. Este escándalo sobre el uso de nuestros datos personales es la muestra de que el Estado y este Gobierno no tienen idea de lo que es mantener la información a salvaguarda. Para todos los que han pasado por esos despachos, la información es negocio. Lo demuestran con esta venta a mansalva, que nos deja desnudos y vulnerables.

Ciberseguridad ciudadana no existe, pero garantías para hacer negocios con nuestra información siempre ha existido y la culpa no es del Gobierno anterior solamente, porque el actual ya lleva su tiempo y recién se da cuenta de que ha habido que hacer eso.

Gracias al Estado tenemos que apagar equipos, cerrar cuentas y volver a lo analógico, porque esa es la estrategia de Ecuador digital: volver al cuaderno con todos nuestros datos.

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