¿Cómo hacer valer nuestro patrimonio?

POR: Laura Benítez Cisneros

La mejor forma de proteger los bienes culturales es la prevención: “es mejor prevenir que lamentar”. Es una tarea abstracta que la ciudadanía debe tener en cuenta, para evitar la destrucción del patrimonio cultural, ya que forma parte de nuestro legado y tenemos que cuidar y proteger.

Con la municipalidad a la cabeza, somos culpables de no defender el alto valor del patrimonio de la ciudad, de sus inmuebles, monumentos, templos, colegios, casas históricas y otros. En esta época moderna ya no se escuchan cuentos, leyendas, tradiciones y rondas infantiles que se cantaban en los jardines de infantes hace 50 años, en las diferentes provincias y cantones de nuestro país.

Es obligación de las autoridades, y un deber, velar y proteger el patrimonio de cada ciudad, relevando nuestra historia y gozando de su conocimiento. “Amamos lo que respetamos y se respeta lo que se conoce”, por medio de la historia y tradición.

Pero, ¿cómo vamos a cuidar el patrimonio? Si ni siquiera existe en nuestro terruño un bien cultural para poder rescatar y contar las hazañas históricas, culturales de estos bienes, tal es el caso y como ejemplo del edificio de la Gobernación del Carchi, que es un elefante grande abandonado y destruido.

Las anteriores autoridades demolieron con tractor los bienes históricos de cada ciudad patrimonial del país, demostrando desprecio o desconocimiento, sin hacer valer nuestro patrimonio. Tampoco se ha sacado partido de su utilidad. La municipalidad debería divulgar la información patrimonial en una buena plataforma web, o guía arquitectónica de cada ciudad.

Es necesario y urgente que las municipalidades de las provincias gestionen en buscar recursos del Fondo Mundial de Patrimonio con iniciativas y acuerdos ciudadanos, que tras recoger sugerencias se conviertan en políticas municipales, como lo que realiza la ciudad capital, Quito.

Restauradores expertos en turismo, autoridades y ciudadanía se deben formar un solo cuerpo en bien del Carchi y Tulcán.