Lunes de feria, engranaje cultural en Ambato

Lugar. Uno de los sitios más concurridos los lunes es la Plaza Primero de Mayo, en Ambato. Su presencia da un color singular.
Lugar. Uno de los sitios más concurridos los lunes es la Plaza Primero de Mayo, en Ambato. Su presencia da un color singular.

Redacción TUNGURAHUA

Los lunes de feria en Ambato son sinónimo de encuentro cultural, sobre todo en plazas y mercados, a donde llegan de varias parroquias de Tungurahua y otras provincias cercanas, como Chimborazo y Cotopaxi.

El colorido de los productos agrícolas y los atuendos indígenas tiñen de un color especial, pues familias enteras optan por bajar a la ciudad para vender y abastecerse de frutas, verduras, vegetales y otros artículos.

Tradición
La costumbre de llegar a Ambato los lunes es una actividad que lleva cientos de años, según Rosa Jerez, representante del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), quien indicó que muchas familias arriban de las distintas comunidades de la provincia para comprar o vender sus productos.

“La gente de las poblaciones aprovechan para comprar artículos que en las parroquias no hay. De igual forma, se abastecen de productos para la semana”, mencionó Jerez.

Agregó que los lunes se aprovecha para realizar tramites en agencias bancarias y más.

La representante del MIT adujo que los comerciantes de los pueblos indígenas también son los encargados de proveer a pequeñas tiendas productos de sus cultivos, como ajo, papas, habas, mellocos, tomates, entre otros.

Una cita cotidiana
La Plaza Primero de Mayo es una de los centros de acopio más transitados los lunes de feria. Hasta ahí llegó María Teneda, quien vende algunos de los productos que cultiva en su parcela.

Según cuenta la comerciante, oriunda de Santa Rosa, esta actividad la hace desde que era una niña, junto con su madre.

María considera que trasladar algunos de sus productos hasta el centro de la ciudad es una oportunidad perfecta para generar ingresos extras para la familia, y también para comprar productos como mariscos y frutas de temporada.

“Me levanto los lunes, a las 05:00, para dejar desayunando a mis hijos y que vayan a la escuela, luego bajo a Ambato en bus”, dijo.

La madre de familia suele acomodar sus productos sobre un pequeño costal cerca de una de las comerciantes catastradas de la plaza Primero de Mayo, con quien se conoce hace más de 10 años.

Traslado
Cecilia Labre señaló que llega desde Latacunga para ofertar varios de sus productos en Ambato, labor con la que mantiene a sus hijos. “Cuando me va bien vendo unos 40 dólares”, aseguró.

Viaja una hora en un bus interprovincial para llegar hasta el centro de la ciudad. Se levanta a las 04:00 para preparar los productos que trasladará. (RMC)

Feria. Los comerciantes ubican sus productos en varios cubículos
Feria. Los comerciantes ubican sus productos en varios cubículos

Otros espacios
° Escondida para los ojos de la mayoría, una colorida feria se desarrolla todos los lunes en el Centro Comercial Ferroviario, en Ambato, donde se venden artesanías, ponchos, shigras, lana para tejer, blusas, anacos, entre otras cosas. A este punto acuden comerciantes de Imbabura, Chimborazo y Cotopaxi, motivo por el cual la jornada laboral inicia en horas de la madrugada, con la ubicación de los vendedores en sus cubículos.

Algunos de los productores que van a la urbe viajan cinco o seis horas para ser partícipes de la feria, que inicia regularmente desde las 03:00 y se prolonga hasta las 13:00.

Mercedes Males llega desde Peguche, en Imbabura, para vender sus ponchos y las artesanías que confecciona.

“Llevo vendiendo 15 años aquí, hace siete lo hacíamos en la vereda”, adujo.

“Nosotros trabajamos los modelos, en el telar y con nuestras propias manos, nos demoramos más o menos seis horas por poncho”, dijo.

Contó que las prendas que confecciona también se exportan a Estados Unidos e Inglaterra, donde son muy apreciadas.

Compradores
° A pesar de que existen ferias agrícolas que se efectúan en varias parroquias de Tungurahua, las que se crearon con el objetivo de que los comerciantes se queden en sus comunidades y no incrementen el comercio informal en la ciudad, las personas del campo continúan arribando al centro de la urbe.

Para Carlos Medina es más barato comprar los lunes, pues aduce que es el día en el que más vendedores hay.

“Quienes llegan desde las comunidades con sus propios productos incluso los venden más baratos, porque no han tenido que pasar por intermediarios”, concluyó.