El susto de Zuckerberg

Diego Cazar Baquero

Facebook nos conoce bien. Ha tenido siempre acceso a nuestro historial de navegación sin que lo sepamos. Con ese privilegio que le dimos a Mark Zuckerberg al abrir nuestras cuentas de ‘Feis’ sin leer las condiciones de servicio, él y su equipo han recopilado nuestros datos para saber cómo somos y qué buscamos.

Cada like que dimos, cada inicio de sesión, cada post y cada etiqueta son información valiosísima para Facebook. Con esos datos, ellos transaron con otras empresas y les entregaron consumidores fáciles. O sea, a nosotros.

Pero el escándalo de Cambirdge Analytica, que estalló en marzo del 2018 en las páginas de The Guardian, The Observer y The New York Times, parece haber sacudido las fibras éticas de Zuckerberg. Las revelaciones demostraron que Facebook permitió el uso ilegal de los datos de más de 50 millones de ciudadanos, y la noticia provocó pérdidas millonarias para la firma. Como parte de su supuesto compromiso por remediar su ‘error’, el magnate Zuckerberg presentó en agosto la herramienta Off-Facebook Activity, que permite bloquear nuestro historial digital. Por ahora, la herramienta solo está disponible en Irlanda, España y Corea del Sur, y llegará a Latinoamérica “en los próximos meses”.

No es suficiente, pero luce como un paso importante, pues Off-Facebook Activity borrará la huella que dejamos cuando visitamos otros sitios y Facebook no podrá rastrear más nuestros gustos y necesidades para ofrecernos esa mágica publicidad personalizada que aparecía en nuestras cuentas como por arte de magia.

Según el reporte 2019 de la organización mundial We are social, Facebook es el tercer sitio en el que los ecuatorianos permanecen más tiempo, y ocupa el primer lugar requerido en buscadores. Al cerrar el 2018, 12 de los 17 millones de habitantes en Ecuador estaban registrados en Facebook y la tendencia de incremento es de un millón de usuarios por año. Esto demuestra la contundencia de la premisa “Nosotros somos nuestros datos”. Y nuestros datos valen una fortuna. Por eso, debemos saber cómo protegerlos para protegernos.

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