La devalorización de la política

Lenin Paladines Salvador

El fin de los partidos y movimientos es alcanzar el poder del Estado para dirigir a sus mandantes, empleando para ello la democracia, como instrumento único y excluyente de todo proceso de gobernabilidad.

Las organizaciones políticas no son circunstanciales ni coyunturales -del momento o de la calentura- menos aún descartables para un determinado proceso eleccionario, conceptualizarlas así, es propender a un populismo ignorante, carente de ideología y de formación política, cuyo único objetivo es alcanzar el poder político para detentar el poder económico y someter a sus electores.

Lamentablemente la precampaña electoral ha resultado un ensayo de lo mismo de siempre, es decir, cobijados en la muletilla de que somos nuevos, han iniciado una virulenta y procaz campaña denigratoria, la misma que, a luces vista, desnuda la falta de formación intelectual, política e ideológica; fácil es criticar… porque se les hace complicado construir.

Ya en la lid electoral no es lo mismo copiar algún lema o proyectos de otros candidatos internacionales, para ilusionar con eso al electorado como creadores de una nueva corriente de pensamiento, esas son solo bascosidades que identifican a aquellos que viven del facilismo y la mediocridad.

Hay que remplazar la copia mal aplicada por la creación intelectual, la diatriba por los perfiles de la política pública, el ímpetu de aprendiz de tiranuelo, por la humildad del conocimiento y la bravuconada por el disenso bien sustentado; sólo el debate de ideas refleja un cambio real y verdadero sin apadrinar falsos sofismas de cambios generacionales inexistentes; para que esto suceda les deseamos… buen viento… y buena mar. (O)

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