El ser humano incendia la Tierra

SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.
SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.
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SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.
SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.

CONSUELO MORETA

Los agricultores de países como Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia talan árboles y queman la tierra para obtener más terrenos agrícolas, más áreas para el ganado y para usufructuar de maderas finas, como el cedro y la caoba, provocando, con frecuencia, incendios incontrolables.

Una de las mayores amenazas que pesa sobre la selva amazónica es la deforestación de amplias extensiones. Esta zona, de cerca de 6,7 millones de km², es compartida por nueve países: Brasil (que alberga el 60%), Bolivia, Colombia, Ecuador (que posee el 2% de la cuenca amazónica), Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Ahí habitan más de 40.000 especies de plantas, 1.300 tipos de aves y 426 diferentes clases de mamíferos.

“La incidencia del fuego en la región amazónica está directamente relacionada a la acción humana y las llamas acostumbran a seguir el rastro de la deforestación. Cuanto más se deforesta, mayor es el número de focos de calor”, indicó el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM).

Con esta afirmación concuerda Gonzalo Rivas Torres, profesor de Biología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). “Los incendios no son naturales, son causados por el hombre. La afectación sobre las especies nativas es grande. Estamos acabando con poblaciones enteras que están sobreviviendo en zonas que tienen aún un poco de bosque nativo originario”, dijo, e hizo un llamado para proteger los bosques, porque “no es solo proteger un animal o una planta, sino el bien común, incluido los seres humanos”.

Una mala práctica
El territorio amazónico del país ocupa alrededor del 40% del territorio y es una de las zonas más biodiversas del planeta. Entre 2000 y 2017 la superficie agrícola aumentó en un 23% y es uno de los principales motivos de pérdida de bosque virgen, según Carmen Josse, directora científica de la fundación ecuatoriana Ecociencia.

Las zonas alto andinas de la Sierra también son afectadas. Loja registró incendios en los cantones Espíndola, Gonzanamá y Pindal. Ricardo Maldonado Naranjo, jefe de prevención de incendios del Cuerpo de Bomberos de Loja, dijo que en lo que va del año han existido menos incendios forestales que en 2018.

En Tungurahua, los incendios han consumido 66 hectáreas hasta julio de este año, según la Unidad de Monitoreo de Eventos Adversos. En Cotopaxi la cifra es de 313,6 hectáreas.

40%
del territorio de Ecuador pertenece a la Amazonía.En Ibarra los datos son más fuertes. El Cuerpo de Bomberos de la ciudad dijo que son alrededor de 900 hectáreas las afectadas. Solo en Otavalo se registra el daño en 370 hectáreas.

En el Distrito Metropolitano de Quito, hasta el 2 de septiembre, se han afectado 276 hectáreas en zonas urbanas y rurales, explicó el comandante del Cuerpo de Bomberos de Quito, Esteban Cárdenas. La extensión debe haber aumentado por los 29 conatos registrados ayer, entre ellos en Tababela, en el nororiente de Quito, y en los páramos de Tolontag, en el sur.
Según Cárdenas, más del 95% han sido calificados como “conatos”; es decir, incendios pequeños. El restante 5% fueron de nivel 1, 2 y 3, siendo el más fuerte el de la Reserva Geobotánica Pululahua, que en 13 días, aproximadamente, afectó a más de 100 hectáreas.

Rivas dijo que estos eventos son más frecuentes, porque los veranos son cada vez más fuertes, prolongados y calurosos. Estos factores dan paso a mayores sequías y, por ende, a más incendios, que impactan sobre especies nativas, como las que están en las quebradas, las laderas y los páramos. Al no estar habituadas al fuego, “es muy probable que no logren sobrevivir”.

276
hectáreas de Quito han sido consumidas por el fuego.La quema es una práctica agricultural que se realiza en zonas de los Andes, sobre todo las que bordean las áreas de bosques, e incluso las protegidas, bajo la creencia de que van a nutrir el suelo antes de una nueva siembra, dijo Rivas.

Verónica Arias, experta en temas ambientales, cambio climático y exsecretaria de Ambiente del Municipio de Quito, aseguró que se trata de “una mala practica ancestral”, que no aporta los beneficios que se creen, de acuerdo con investigaciones realizadas en el país

“Estas actividades deberían ser erradicadas por los efectos negativos que están ocurriendo”.

Para Rivas, el tema del fuego debe dejar de ser parte de la cultura, para evitar los incendios incontrolables, y recurrir a otras prácticas e implementar nuevas medidas de manejo, que permitan a los agricultores enriquecer sus suelos.

La Amazonía se quema

El problema de los incendios en la Amazonía tiene muchas décadas y ha estado relacionado con la deforestación, explicó Rivas, profesor de la USFQ. En el caso de Brasil, estos dos problemas han repuntado en 2019 “aparentemente” por las políticas de su Gobierno, que cree que el “desarrollo de la Amazonía les ayudará a salir de la pobreza”.

Según el especialista, la política de Brasil es dar luz verde a los colonos para que se asienten, talen bosques y quemen para que siembren. “Eso no es ningún foco de desarrollo, sino que es irse contra el bien común”, es por eso que los gobiernos de Europa están tratando de ver qué medidas económicas pueden tomar.

900
hectáreas han sido afectadas en Ibarra.Esa propuesta de desarrollo “no es verdad, eso para mi es un discurso político que no tiene asidero”. Rivas dijo que la Amazonía “no es un terreno extremadamente fértil y su capa, que es delgada, es nutrida por los propios árboles, pero cuando estos son talados, esa capa deja de existir”. En esas circunstancias, lo que se podría conseguir son cultivos a corto plazo, pero a mediano y largo plazo no van a poder ser sostenibles.

Con la deforestación y los incendios, la Amazonía está perdiendo su condición micro climática, que es la responsable de generar su propia lluvia, enriquecer la vegetación que por millones de años ha logrado subsistir y alimentar los recursos hídricos. Rivas Torres explicó que en el caso de la Amazonía ecuatoriana esa lluvia es arrastrada al oeste, choca con los Andes, se precipita y alimenta a los grandes ríos como el Coca y el Napo.

“Con esta práctica estamos cambiando ese ciclo hídrico y la Amazonía cada vez tiene menos capacidad de generar su propia lluvia. Al final tendrá un efecto negativo que afectará al clima de la zona y ayudará a que haya más sequía en zonas que no son tan secas, incluidas las del Ecuador, y se convertirá en una gran sabana, como un desierto”.

La dimensión en Suramérica

En agosto se han producido incendios simultáneos en varios países de la región. En Bolivia han ardido más de 700.000 hectáreas de bosques y pastizales.

En Brasil se registraron 30.901 focos de incendio en la Amazonía, casi el triple que el mismo mes del año anterior (10.421).

6,7
millones de km² abarca la amazonía.Según el Instituto de Investigaciones Espaciales brasileño (INPE), la superficie quemada en el periodo es de 29.944 km², el equivalente de 4,2 millones de campos de fútbol o a tres Parques como el Yasuní, que tiene un área de 10.200 km², aproximadamente.

En Paraguay, de 406.752 km², los incendios forestales arrasaron más de 61.000 hectáreas de bosques naturales, según la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN).

En Bolivia, los incendios, que se concentran en distintas localidades de Santa Cruz, sobre todo en la región de Chiquitania, una zona de transición entre el Chaco y la Amazonía, superan las 700.000 hectáreas según las autoridades nacionales. Aunque, instancias como la Gobernación de Santa Cruz han asegurado que el desastre afectó a más de un millón.

SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.
SITUACIÓN. El 10% de la biodiversidad mundial vive en los bosques de la Amazonía.