Bicicultura

DIANA LUZURIAGA VERA

La bicicultura es una nueva expresión del humanismo, de la cultura del amor y del respeto por el ser humano, la vida y la naturaleza, que surge cada vez con más fuerza, con una propuesta y una utopía posible: reorganizar las ciudades, redistribuir el principal espacio público urbano, el espacio vial, de forma más justa e integradora, ya no más en función de máquinas a petróleo u otras fuentes energéticas contaminantes y no renovables, sino en función de las personas, buscando potenciar de todas las formas posibles la movilidad autónoma, libre, sana y sustentable, la movilidad a energía metabólica humana, para bienestar y tranquilidad de todos.

En los últimos años hemos visto como la bicicleta está pasando de ser vista y percibida como juguete de niños y transporte de pobres, a un bien individual y socialmente superior al automóvil, que brinda soluciones a las necesidades de movilidad personal diaria, y cuyo uso continuo proporciona grandes beneficios a nuestra salud, siendo totalmente amigable con el ambiente. La bicicultura responde a un profundo cuestionamiento del sentido de la vida en urbes cada vez más deshumanizadas, que busca liberar al ser humano de su dependencia y esclavitud de los motores.

En lo local activistas como Juan Pablo Romero del Colectivo Bicicultura SD, impulsan con gran responsabilidad este cambio cultural, aportando datos, novedades, educando y promoviendo los derechos y obligaciones del ciclista, a través del manual creado para el efecto, así como también la declaratoria de zona 30, entre otras iniciativas, que buscan seguir despertando el interés de la ciudadanía y las autoridades por una mejor convivencia, seguridad vial y salud social. “No se deja de pedalear cuando se envejece, se envejece cuando se deja de pedalear”.

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