Cuestión de fe…

Talía Guerrero Aguirre

Vivimos en un mundo con noticias cada vez más alarmantes, tecnología que avanza no a pasos sino a zancadas, con poca comunicación interpersonal, en una sociedad desconfiada y en donde el concepto de fe es vago y esquivo. ‘Fe’, que considero más que una virtud necesaria, un acto inexplicablemente personal porque vive en los que queremos vivirla, se da en lo profundo de lo bueno de nuestro ser y de lo que nos tiene que suceder para crecer.

Miles de familias devotas de la Virgen de El Cisne, o ‘La Churonita’, como solemos nombrarla con mucho cariño y respeto, se dan cita en nuestra ciudad desde diferentes partes del país, para acompañarla en su peregrinación que año a año se realiza, sin importar las condiciones del tiempo, el cansancio o el estado de salud, a través de una vía de 74 kilómetros que conduce desde la parroquia El Cisne hasta la ciudad de Loja y con una duración de tres días. Unos cuantos lo hacen de rodillas por tramos, otros descalzos, algunos en ayunas, sillas de ruedas, en silencio o pugnando por la suerte de cargar la imagen por un momento en su trayectoria; la razón rendir homenaje a la Virgen por los favor recibidos. Cuestión de fe digo yo, que los motiva a ser gratos y volver a pedir por su familia, su salud, por su trabajo o sus tierras etc., afianzados únicamente en la fe.

Este, uno de los pocos acontecimientos masivos en los que a nivel nacional, se proyecta la fe como virtud, lo que me motiva a expresar mi sincera admiración, para quienes la demuestran conscientemente y con perseverancia. Y es que aunque todos creemos que tenemos fe en alguien o en algo, muchas de las veces cuando los problemas nos abaten o cuando vemos que el camino comienza a complicársenos, tendemos a dudar de las decisiones que hemos tomado y de las que hemos dejado pasar, cuestionando nuestra confianza, en lugar de que la fe se convierta en nuestra mayor fortaleza.

La fe no hace que las cosas sean fáciles, hace que sean posibles. (O)