Las veladas 1950

DIANA LUZURIAGA VERA

En el artículo de esta semana quiero contarles de nuestro Santo Domingo y sus veladas, allá en los años de 1950. Las tardes eran laboriosas para todos incluidos los niños, ellos hacían sus tareas escolares y también colaboraban en casa, siempre había algo que hacer. Las noches sin luz eléctrica, obligaban a los pobladores a mantener el alumbrado público, desde las 18:00, de manera sistemática prendían sus lámparas de keroseno en el pasamano. Uno de los momentos más esperados por la comunidad fueron las famosas veladas, eventos en los que se reunían las familias para disfrutar de actividades culturales impulsadas por doña Inés Peralta Canales y su grupo teatral “SENI-VAT” Seni que quiere decir Inés al revés, y Vat por su compañero Eudoro Oliva Taylor, la última sílaba de su apellido paterno y la primera letra del apellido materno.

En aquella época los cumpleaños nocturnos se convertían en la fiesta del pueblo, el chancho despostado era compartido entre todos, aunque había mucha escasez en varios aspectos, de hambre no padecían, pues existía la buena vecindad y se convidaban (me gustó este término que utilizan). Los bailes se hacían con guitarra y los cantantes a capela sin pistas dejaban fluir con libertad su talento y sentimiento, las reuniones en ocasiones duraban varios días.

Lo más popular en aquel entonces eran los pasodobles, boleros, tangos, y por la influencia de visitantes Austriacos se puso de moda el vals (ritmo moderado y de gran elegancia). Imagino aquellas veladas en las que nuestra sociedad se consolidaba con personas trabajadoras, alegres y generosas. Así nació Santo Domingo de la unidad y el esfuerzo común. Recordar es valorar, reconocer es justicia, no dejemos morir nuestra historia.

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