Demonizar al adversario no sirve

Salvatore Foti

Si hoy fueranlas elecciones en Argentina ganaría el binomio Fernández en primera vuelta. Macri, el actual presidente, no pudo convencer a los argentinos de que el país está bien encaminado. No los pudo convencer porque la narrativa y la realidad chocan de manera contundente. La mayoría de ciudadanos no vive lo que les cuentan y creen que con los Kirchner estaban mejor.

El manejo de la economía ha castigado duramente a Macri y la campaña basada en el odio y la destrucción del enemigo, solo han logrado que la población deje de creerle a Macri, porque aumentó la pobreza, aumentó el desempleo y se disparó la inflación. Esto es lo que le interesa a la población, no que Kirchner sea el demonio si no que con Macri perciben estar mucho peor.

Esta “narrativa terrorista” solo refuerza al otro y a menudo tiene un efecto ‘boomerang’ devastador. En Ecuador se está siguiendo el mismo libreto y aunque el dólar nos blinde de la inflación, no nos blinda de la inoperancia y de la falta de obras. Moreno, como se aseveró hace rato, está haciendo lo mismo que Macri en Argentina: demonizar a Correa, volviéndolo más fuerte.

La gente está cansada de escuchar lo malo que fue el otro y quiere ver lo bueno que es el actual mandatario en un país, el nuestro, en donde también ha aumentado el desempleo y el manejo económico no tiene aceptación por parte de la mayoría de la gente. Por si esto fuera poco aún no sabemos lo que se nos viene, pues el acuerdo con el FMI está más hermético que un sumergible nuclear y no es dado saber qué sacrificios más deberemos enfrentar para que el Gobierno quede bien con la minoría, defraudando a la mayoría que le otorgó su voto.

De Argentina, el Ejecutivo debería aprender (y mucho). Aunque Moreno no volverá a candidatizarse, sería bueno saber que aquí también la narrativa choca con la realidad. En Ecuador lo que se quiere es adoptar la línea que se utilizó con Lula en Brasil: deshabilitar a Correa para que no pueda participar en los próximos comicios presidenciales. Jugar el partido, sin dejar jugar a todos los que quieran. Mientras tanto, que la gente siga sin trabajo y con dificultades económicas. Lo principal, por ahora, sigue siendo Correa.

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