Fin del INF

Rodrigo Santillán Peralbo

Para analistas y expertos de Oriente y Occidente, la Tercera Guerra Mundial ya empezó desde el instante en que Trump, en su campaña electoral, anunciara que Estados Unidos debe modernizar su arsenal nuclear. Ya como Presidente se volvió un experto en romper tratados internacionales que tornan al mundo, en un lugar muy peligroso para la vida de todo cuanto existe. De un plumazo acaba de romper el Tratado INF (por sus siglas en inglés) que proscribía los misiles atómicos de corto y mediano alcance, esto es entre 500 y 5.000 kilómetros.

El histórico Tratado, conocido por INF, fue firmado el 7 de diciembre de 1987, por el entonces presidente de EE.UU., Ronald Reagan, y su homólogo soviético Mijaíl Gorbachov. Entonces, el mundo respiraba más tranquilo porque la humanidad ya no desaparecería envuelta en hongos atómicos. Eran tiempos de terror nuclear y pesadillas. M. Gorbachov le gritaba a Trump: “Salva la vida en la tierra”, pero sus oídos y los de sus halcones desoyeron el pedido humanitario.

En medio de una terrible recesión económica mundial, consecuencia de las guerras comerciales desatadas por Trump y de la sociedad consumista del capitalismo, podría desatarse una nueva carrera armamentista en mayores dimensiones de la que hubo durante la Guerra Fría. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin ha sido claro en anunciar que no se lanzará al desarrollo de misiles nucleares terrestres. Ha enfatizado al decir que debemos reflexionar sobre los peligros del fin del INF para “garantizar la estabilidad estratégica y la seguridad”, pero a Trump sólo le interesa modernizar las armas nucleares para convertirse en señor de las guerras y en amo del mundo.

La humanidad quiere vivir en paz para forjar el desarrollo que destierre el hambre, las desigualdades e injusticias sociales.

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