Construyendo recuerdos

Yadira Torres

En la memoria guardamos recuerdos, momentos, alegres, penas, silencios que han formado y forman parte de nuestra vida. Remembranzas que nos trasportan agradable o desagradablemente a momentos pasados, que envolvieron nuestra vida con colores, aromas y sabores que hacen parte de nuestra esencia.

Somos seres finitos estructuradamente, con carácter cíclico del tiempo sobre la eternidad del instante en que logremos vivir; y, aunque lo moldeamos con nuestras actitudes y aptitudes nos declaramos desconocedores de nuestro porvenir.

Sin embargo nos gusta aferrarnos, de esos momentos mágicos que hilaron para nosotros personas gratas, destellos que eternamente iluminan nuestra existencia abriendo paso a la invaluable amistad que por cierto nada tiene que ver con la cercanía para que los vínculos emocionales sigan latentes en el corazón y la conciencia.

Entonces, la construcción de buenos recuerdos se hace imperante en nuestra vida, eso transmitió con actitudes una abuela que se encontraba con su nieta a orillas del mar, a pesar del temor que la embargaba por no saber nadar, aparentaba serenidad y alegría para introducir en las aguas a la pequeña y regalarle momentos de regocijo y seguridad. ¡Está descubriendo el mar!, musitó, mientras una débil ola en la orilla revolcaba a la pequeña, ella la levantaba regalando una gran sonrisa a sus parientes con quienes habían viajado cientos de kilómetros en esta travesía. Una abuela en busca de compensar momentos que no puede brindar su hija a su nieta y de construirle buenos recuerdos a su memoria.

Los recuerdos subyacen en el fondo de nuestra memoria llevando consigo emociones que son las responsables de nuestras experiencias y vivencias, guiándonos en un futuro a tomar decisiones que provoquen un estado emocional placentero. He ahí su importancia. (O)

[email protected]