Se busca Presidente

Que detenga la minería que contamina cielo, tierra y agua. Que se duela por la concentración de riqueza en corporaciones, imperios y transnacionales tecnológicas a costa del empobrecimiento del campo y la reproducción de violencia en zonas donde levantan yacimientos. Un elegido, destinado a virar la página, recuperar el tiempo perdido, trazar alianzas sabias, crear turismo, arte, cultura, y acabar con concesiones mineras, pesqueras o petroleras; dispuesto a exterminar corruptos de cafetín, a no corromperse y superar la mayor tragedia nacional investida desde el correato deshumanizado y atracador.

Un sabio sepulturero, juez y verdugo de la cadena perpetua a ladrones y violadores; permisible a debatir el uso libre de armas para la autodefensa. Un crítico del fenómeno destructivo de la política y los políticos porque a ellos no les importó la esencia de la vida ni de las instituciones republicanas sino las simples impresiones chabacanas de un mundo consumista guiado por un farsante sicópata sin valores. Se busca alguien que empuje cambios trascendentales.

Un ecologista, que sea marcador hacia otra era y ofrezca sentido a la vida, a la existencia de nuevas generaciones, que sepa sobre: calentamiento global, basura tóxica, uso del plástico, deshielo en los Andes; que trace una universidad autonómica y construya salidas a un Estado arrasado por usurpadores, mafias y el narcotráfico. Una autoridad moral con solvencia cívica, patriotismo y credenciales para enfrentarse a grandes intereses: ofertas, acumuladores de dinero y expansionistas de territorios y océanos.

Un gobernante exitoso que irradie optimismo, confianza y seguridad. El electorado podrá rebelarse recién contra la tiranía velada, de esos sabidos de alcantarilla, atracadores de cantina, y podrá elegir otra ruta; todo, una vez que acepte el hecho irremediable: que ya van 12 años y son suficientes. Nada ha tenido sentido.

Alguien que permita un país de y para ecuatorianos, que remate el ‘modus vivendi’ de coimas; que logre en su gente el ejercicio de la libertad para pensar, vivir y emprender sin impuestos banales. Un ser desprendido, generoso, sin propiedades ni apego a lo material, que defienda con vehemencia la autonomía de sus ideas y sus acciones fuera de las élites tradicionales. Un indigenista, anarquista, hippy y libertario, cholo o mulato; pero ideólogo al fin, del ecuatorianismo real. Si lo conocen, avisen, es urgente.

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@klebermantillac