¿Preparados para acabar con los reinados de belleza?

Zoila Isabel Loyola Román

Lo vano, lo superficial, lo puramente cosmético ocupa un lugar prominente en una sociedad hedonista. La belleza física tal como hoy la concebimos sigue siendo una mercadería de consumo, cuya propiedad se asigna al “sexo débil”.

En las discusiones ramplonas, entre machos y hembras que por ahora abundan en el planeta, vemos cómo las mujeres siguen siendo hembras-objeto para los machos, «muñequitas tontas», “objetos de deseo”, ratificándose el estereotipo femenino de “mientras más bruta más bonita” ¡Patético! ¿Verdad?

– “Confucio, ese chino japonés que inventó la confusión”.

– “¡Mira las estupideces que dice esa imbécil!”– decimos todos cuando alguna miss ‘mete las patas’.

Los concursos de belleza son una pequeña muestra del desbarajuste de un mundo hedonista dominado por poderes que generan una cultura frívola que despersonaliza, que impone una violencia simbólica a la mujer, una violencia que es más difícil ver y explicar, porque tenemos asumida solo la violencia física o sexual. Por esto la concienciación es muy ardua, aunque tiene un mérito importante el aprender cómo erradicar actitudes que quieren mostrar a la mujer en un estereotipo que hiere su dignidad.

Se impone un ideal de belleza desde los fabricantes del glamour: mujeres delgadas hasta la anorexia, con una buena dotación de silicona que infle pechos y nalgas, y otra dotación de cirugías y procesos estéticos a las que son sometidas estas muchachas desde niñas, En fin, una reina es un objeto que se vende y que se deja vender, una simple cosa sometida a un sexismo irónico y contradictorio en donde su pensamiento, su voz, no interesa a nadie.

Solo si reconocemos la plena dignidad de persona en cada mujer, en cada ser humano, estaremos preparados para construir y habitar un mundo más humano. (O)

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