Reina de Loja

Richard E. Ruiz O.

En estos días, en algunas ciudades del país, se ha reflexionado sobre la pertinencia de la elección de la Reina de la ciudad. Si recordamos eventos anteriores de la elección Reina de Loja, donde lo que más se recuerda es la mala organización del acto; que antes del concurso, padres de familia de las candidatas amenazaron con retirar a nueve de las diez postulantes si el certamen no descalificaba a una de ellas; que, tras la coronación de la Reina, las otras candidatas hicieron a un lado a Mishelle Cárdenas (desplante en el escenario, en la ciudad culta donde su gente es educada). Quien fue electa Virreina de Loja (y además se hicieron públicas muchas cosas falsas para dañar la reputación, e imagen de Cárdenas) entonces… O qué decir de otros años donde se decía que en la elección estarán Mau y Ricky, quienes llegan a ofrecer un concierto de altura como Loja se lo merece, como si en la lojanidad no existieran artistas de calidad. Hacia el año 2012 debido a los conflictos y gastos que genera una elección, se optó a que la Junta de la Lojanidad, con la guía de un reglamento, designe la Reina de la ciudad. No existen lojanas “superiores” a otras, empezando desde su condición física. Este sistema de subordinación de la mujer debe cambiarse, empezando desde la infancia, donde se forman los primeros estereotipos, y que luego generan actitudes de “diferencia”. Los concursos de belleza reproducen roles de género que construyen imaginarios y estereotipos sociales (Jácome, 2019) Esperemos que el cabildo, invierta en proyectos sociales en especial en la- recuperación de los jóvenes que tienen problemas de adicción en drogas y alcohol. Si la belleza es subjetiva y no debe ser evaluada ni encasillada, por lo tanto: ¿Esta expresión es propia de nuestra cultura? ¿En lugar de competir unas con otras, que podemos hacer? ¿Todo acto donde prime la discriminación debe existir? Cambio y fuera. (O)

[email protected]