Caliente, caliente

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO

No hay duda, nuestro planeta se está calentando y, para nuestros males, el ritmo de calentamiento es más acelerado de lo que habíamos pensado.

Este tórrido verano en el Hemisferio Norte está catalogado ya como el más caliente del que se tiene noticia. Mejor dicho, desde cuando se hacen mediciones científicas.

Por más que algunos escépticos y otros interesados –ceñidos por sus intereses particulares- se empeñen en negarlo, la evidencia del cambio climático en la Tierra nos avasalla, nos preocupa y nos exige acciones, no aisladas, sino coordinadas entre todos los habitantes. Esto debería preocupar a todas las autoridades de gobiernos nacionales y locales.

Altas temperaturas en Europa y en EE.UU. nos alertan sobre lo que está sobreviniendo en el planeta. La Península Arábiga se siente sofocada por una ola de calor sin precedentes. Se habla de que en países, como Kuwait, la temperatura a la sombra ha llegado a más de 52 grados centígrados y a 63 al sol, y algunos previenen que podría llegar hasta los 68 grados.

Dubái, y en general los Emiratos Árabes, también sufren los excesos del calor, que ocasiona dolencias y muertes y que nos debe poner en alerta mundial.

Las alteraciones climáticas van a un ritmo acelerado que denotan que la acción antrópica es la causante, por lo que la responsabilidad se acentúa, sobre todo, cuando se trata de las economías más grandes que son las que causan mayor impacto, aunque ningún país, por más pequeño que sea o cuya economía pueda parecer insignificante, puede evadir su parte de generación de huella ecológica, por lo que se deben aunar esfuerzos para disminuirla y para paliar los efectos que se producen.

[email protected]