Canción social

PATRICIO CÓRDOVA CEPEDA

La canción social, producida y ejecutada por artistas con enorme visión colectiva, solidaridad probada, formación humana al servicio de los sectores mayoritarios pobres, tuvo gran importancia y presencia en los años 70 y 80, mucho más en aquellos países con gobiernos de facto o dictatoriales que conculcaron las libertades e impusieron sistemas de opresión, violencia, miseria y corrupción.

La verdad es que los grupos de poder económico hegemónico manejaban el Estado a su antojo y cuando se les iba de la mano o existía fuerte reacción organizada del pueblo, recurrían al apoyo de militares que se tomaban el poder bajo el pretexto de “asegurar la paz, la libertad y el trabajo”.

Música y canto, poesía y declamación, eran medios para llegar a la conciencia de la gente, verdaderos mensajes de tipo social para no rendirse, para resistir el embate de un capitalismo absorbente y asfixiante, para luchar de manera común en contra de la explotación, la miseria, la prepotencia, el autoritarismo, para encontrar senderos de libertad concordantes con la naturaleza humana y una vida digna. Recuerdo a los Quilapayún, Inti Illimani, Sabia Nueva, Víctor Jara, Mercedes Sosa, León Gieco, Luis Enrique Mejía Godoy, Tania Libertad, Gabino Palomares, Violeta Parra, los hermanos Ángel e Isabel Parra, Víctor Heredia, a nivel latinoamericano. En nuestro país, Pueblo Nuevo, Jatari, Illiniza. En Cotopaxi Canto Nuevo. Todos identificados con el anhelo común de contribuir a mejorar la conciencia social y la participación popular.

De manera triste y lamentable falsos revolucionarios y oportunistas, enquistados en el mal poder, afectaron procesos reales de lucha social, engendraron militantes burócratas que más que apoyar conquistas colectivas cuidaban su cargo público, sin formación y sin ideología, presos de sus mezquinos intereses, se convirtieron en parte de un sistema corrupto, degenerado y pernicioso.