Manduriacu, agua y vida…

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

Algunos esmeraldeños están alarmados sobre el tema Manduriacu,, preocupados por la salud y vida de sus familias, hijos menores, adultos mayores, que inocentes y sin tener la menor sospecha de lo que está pasando cada 3 o 4 meses; que de manera inhumana los miembros de la eléctrica Manduriacu de Quito, lanzan sus desechos solidos entre los que viene sedimentos de tierra contaminada con algunos químicos como amoniaco y otros, que son tóxicos y letales para los seres vivos, a tal punto que al llegar en su trayecto desde la sierra, por el río Machángara, pasando por Santo Domingo, Quinindé, luego por el río Esmeraldas hasta descansar en el Pacífico norte, mata a todo ser vivo, esto es peces, vegetación y fauna y de hecho esta agua contaminada sirve para el servicio que usamos los esmeraldeños.

Para disminuir los riesgos de muerte, los miembros de la EAPA-San Mateo, interrumpen el fluido de agua por cuatro o cinco días, cada vez que el demonio viene escondido en el agua, esta medida no es la solución definitiva a este grave problema. Por su parte, el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002 alienta a la industria a desarrollar su función social estableciendo sistemas de ordenación ambiental, códigos de conducta, medidas de certificación y publicación de informes sobre cuestiones ambientales y sociales.

Un año más tarde, la Declaración Ministerial del Tercer Foro Mundial del Agua reunido en Kyoto propone recaudar fondos siguiendo criterios de recuperación de costes que se adapten a las condiciones climáticas, medioambientales y sociales del lugar, así como el principio de ‘contaminador paga’. Con la finalidad de que las presentes y futuras generaciones, gracias a la investigación encaminadas a que el agua retorne a la Tierra, una vez utilizada, en condiciones que no solo permitan la supervivencia, sino la regeneración de algunos de nuestros ecosistemas.

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