Reformas impúdicas

Rodrigo Santillán Peralbo

Con argumentos neoliberales deshumanizantes, y en busca de explotar al máximo la fuerza del trabajo, hasta convertirla en semiesclava del siglo XXI, el poderoso sector empresarial propone reformas laborales impúdicas que significarían una regresión al siglo XX, antes de que se dictara el Código del Trabajo en 1938. Esto, porque les impide la flexibilización laboral, también condicionada por el FMI (la catedral que empobrece a los pueblos y satisface la gula de los ricos).

Si se aprueban esas reformas, se acabaría con la jornada laboral de 8 horas diarias e impondrían jornadas de hasta 12 horas, sin pagar horas extras o suplementarias o jornadas nocturnas, y descanso obligatorio los sábados y domingos. Drásticamente cambiarían las modalidades de contrato para beneficiar los abusos del patrono empresarial. Tampoco estaría obligado a la afiliación obligatoria al IESS, al tiempo que se garantizaría la inestabilidad laboral con modalidades de contratos ocasionales. Todo para el patrono empresario que entraría a los cielos de la cruenta explotación capitalista.

Ya no habrá jubilación patronal y el IESS será el gran perjudicado porque los aportes podrían desaparecer o disminuirlos totalmente. Se suprimiría el derecho a la protesta, porque se acabaría con el derecho a la huelga; se suprimiría el contrato colectivo, y en futuras condiciones se suprimirían sindicatos, centrales sindicales porque ya no habría aportes económicos. Las reformas son a la medida del FMI y de los grandes empresarios.

Desaparecería “la jornada máxima, salario mínimo, seguridad social, salud laboral, contrato individual y colectivo, sindicalización, huelga, indemnizaciones, utilidades”, según el historiador J. Paz y Miño.

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