Pedro Moncayo y la juventud

POR: Luis Fernando Revelo

Decía un poeta árabe: “No le lloréis, que recién está naciendo./¿Por qué no le llorasteis cuando regó su sangre/en las páginas blancas que escribía sufriendo? /Comienza hoy a vivir, aunque ya no combate”.

El ilustre patricio ibarreño Don Pedro Moncayo y Esparza, a los 212 años de su nacimiento, continúa viviendo, “aunque ya no combate”. Su obra y su pensamiento siguen vigentes, también en los jóvenes que “caminan por los senderos que les marcan las leyes de la conciencia, de la moral y se resisten a seguir rindiendo culto a todo lo que brilla bajo el oropel de la riqueza, de la vanidad y de los falsos prestigios con los que se encubra la maldad, la corrupción y la miseria…”, a decir del escritor Rómulo Vinueza.

La juventud de Moncayo transcurre poblada de pensamientos libertarios. Su grado de Bachiller en Derecho obtenido en 1829 refleja su espíritu de lucha. El Prosecretario de la Academia de Derecho Práctico, Don Mariano Regalado subraya: “Ha desempeñado las funciones de clase, dando pruebas inequívocas de su talento, juiciosidad y aprovechamiento en la carrera a la que se ha consagrado exclusivamente”. Moncayo iba haciendo acopio de energía y de ilustración para enfrentar su misión donde descollaría el sembrador querelloso, el arquetipo de las ideas liberales puestas al noble servicio de la libertad y de la dignidad, el político de combate, el periodista de fuste, el publicista de estilo, el legislador y diplomático, el jurista, el orador de sapiente y castiza palabra.

Jóvenes urge mantener vivo el recuerdo del “hombre-patria” que labró su grandeza hecha con martillazos de su carácter de hierro. Hay que perpetuar la memoria de este “Cid campeador imbabureño”, de quien los poetas esperan nuevas victorias después de muerto.