¿Qué esperas para dar valor?

Marlon Tandazo Palacio

Hace poco una amiga a la que llamaré ‘María’, propietaria de una próspera empresa familiar, tuvo un revés, al percatarse que su contadora (amiga de toda la vida) había malversado recursos del negocio que estaba bajo su custodia. Lejos de reconocer su error, la amiga de ‘María’ se victimizó por lo ocurrido.

Quizás conozcas a alguien como la amiga de ‘María’. Individuos que actúan a las sombras de la “viveza criolla”. Por ejemplo, clientes que pagan con cheques sin fondos o billetes falsos; servidores públicos que, para agilitar trámites piden “para las colas”; uniformados que transportan mercancía ilícita en vehículos oficiales; jefes que exigen diezmos a sus subordinados por “haberles hecho el favor” de emplearlos; taxímetros adulterados que marcan valores distintos a los oficiales; contadores que se prestan para llevar doble contabilidad (…).

Esto conduce a cuestionarnos: ¿cuánto vale un colaborador ético? ¿Un gobernante ético? ¿Un empresario ético? ¿Un pastor ético? ¿Un profesor ético? ¿Un socio ético? ¿Un médico ético? (…).

Es difícil estimar el valor de personas éticas. Pero también las hay, por ejemplo: taxistas que buscan al cliente para devolver objetos olvidados; clientes que devuelven sobrantes del vuelto; uniformados que por iniciativa escoltan a ciudadanos a sus destinos para que lleguen sanos y salvos; padres que además de cubrir necesidades proveen afecto y ternura; educadores que a más de conocimientos transmiten valores y principios; empresas que entregan productos y/o servicios de calidad y son socialmente responsables.

Esto es lo que en negocios denominamos “agregar valor”, es decir, dar algo más de lo esperado. Miguel Ángel Cornejo solía decir que la diferencia entre ordinario y extraordinario son sólo cinco palabras lo “extra”. Así que anímate a dar ese extra, en todo lo que haces. (O)

@marlontandazop