La pérdida final

Mariana Velasco

Es una época de increíbles posibilidades, aunque puede ser difícil recordar cómo se sentía ser adolescente, atrapado en esa área gris entre la niñez y la edad adulta. Puede ser un período de estrés y preocupación al sentir presión para adaptarse socialmente, tener un buen desempeño académico y actuar con responsabilidad.

Ecuador, mudo testigo del desajuste de adolescentes y jóvenes que optan por el suicidio, como consecuencia de la pérdida del deseo de vivir, unida a un desapego hacia aquellos que van a vivirlo. Una vez más, serán imprescindibles la educación, convicciones, valores, inmensas dosis de comunicación e infinito amor.

La conducta suicida incluye todo comportamiento que implique una agresión hacia uno mismo. Engloba las autolesiones no suicidas, intentos fallidos, conductas de riesgo extremas y los consumados. En una sociedad que promete a sus integrantes felicidad y bienestar, existen muchas personas que no alcanzan el mínimo tolerable para seguir adelante.

Es también un acto de libertad, pero cuando la opción es la autodestrucción, algo falló. Es la pérdida, la que nos despoja de todo. La tragedia de la muerte debido a desesperanza o frustración abrumadoras resulta devastadora para la familia, amigos y comunidad. ¿Pudieron haber hecho algo para impedir que ese ser humano decidiera dejar de existir?

el estudio ‘Epidemiología del suicidio en adolescentes y jóvenes del Ecuador’ (2001-2014), reveló que es un problema de salud pública importante en Ecuador. Si el objetivo del primer informe mundial de la OMS sobre la prevención del suicidio es priorizar esta realidad en las políticas públicas y concienciar acerca del suicidio como una cuestión de salud pública, es de asumir que nuestras autoridades no hacen “mutis por el foro”.

[email protected]