La ‘denunciología’

Salvatore Foti

La “denunciología” ha vuelto con ímpetu al país. Hay acusaciones muy graves en contra de bastantes personas y espero que nadie prenda el ventilador, porque si no, nadie se salvaría del “lodo” que les salpicaría a muchos personajes ilustres de la política nacional. Hay corrupción a todo nivel (inclusive en el actual Gobierno) si seguimos la lógica y el juego de los “denunciólogos”.

En fin, infinidad de denuncias justificadas, supuestamente, por pruebas contundentes. ¿De dónde vienen las denuncias? ¿Cuáles son las fuentes y a cuáles intereses responden? Eso a nadie parece preocuparle. A nadie le interesa saber si puede haber (o si hay) infiltraciones perniciosas dentro de diferentes sectores de la sociedad, que no solamente permean a los políticos sino también a la justicia y a la prensa.

Como decía Umberto Eco: “Cuando el poder no tiene rostro, se vuelve invencible”. Un diseño muy peligroso que pone en entredicho a la misma democracia del país, pues nada está hecho ingenuamente. Hay, inclusive, libretos y narrativas clonadas desde otros países y otras realidades, los cuales se empiezan a adoptar en Ecuador, dando más indicios de que algo más se está tramando.

Para muestra un botón, “los cuadernos de la corrupción” que en Argentina han causado revuelo, puesto que un chofer de Kirchner en ellos anotaba las transacciones económicas de una supuesta corrupción de la entonces mandataria por parte de empresarios. En Ecuador también tenemos, supuestamente, cuadernos de una fiel asesora de Correa y también a Moreno se le acusa de los ‘INA papers’ sin saber de dónde llega dicha información.

En medio de tanto caos, está en juego todo un país y su gente. Paremos ya. Tanto desprestigio a la política y a los políticos algún día va a pasarnos factura. El precio será, posiblemente, sacrificar la democracia sobre el altar de egoísmos y revanchas personales, que a su vez están al servicio de intereses mucho más poderosos que el de nuestros presidentes constitucionales. Recuperemos la cordura y sirvamos a los intereses del país, antes que nada.

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