Lo importante y lo complementario

Fausto Jaramillo Y.

El triunfo de Richard Carapaz, en Italia, ha destapado una serie de fenómenos sociales que trascienden lo exclusivamente deportivo.

En primer lugar, debemos reconocer que son más y más espectaculares los triunfos individuales de nuestros deportistas que los de los de deporte colectivo.

En segundo lugar, la no existencia de una política deportiva en el país que marque las diferencias entre lo estrictamente amateur o de aficionados, con lo profesional.

En tercer lugar, esa afirmación de la diferencia entre el deporte de aficionados y lo de profesionales ha distorsionado profundamente lo económico que se mueve en el deporte. Los aficionados, a pesar de dar alegrías y elevar la autoestima del pueblo ecuatoriano, recibe a cuenta gotas los estímulos económicos de un ministerio que no consigue establecer las normas y protocolos de auspicios e impulsos a los jóvenes practicantes de algún deporte; mientras que los profesionales, especialmente del fútbol, gracias a los auspicios de firmas comerciales privadas, ven incrementar sus sueldos a cifras inimaginables.

En cuarto lugar, ha demostrado una vez más que el Ministerio no ha sido el centro de atención de lo deportivo y por el contrario se ha convertido en cueva de pagos políticos

Los deportistas quizás no solo necesiten un sueldo digno que les permita cubrir sus elementales gastos de subsistencia; también deben recibir asistencia en lo educativo, cultural, de salud, normas de alimentación, ayuda sicológica que les permita competir con tranquilidad y solvencia. Pero, el Ministerio a pretexto de falta de recursos no los brinda, mientras que brinda pasajes y estadías elegantes a los dirigentes nacionales y locales que en gran número dicen “acompañar” a los deportistas.

Ya va siendo hora que, como país, entendamos y diferenciemos entre lo verdaderamente importante –los deportistas –; y lo superfluo -los dirigentes. El apoyo a nuestros deportistas redunda en la autoestima de todo el pueblo y en el reconocimiento de nuestra identidad.