Museos con vestigios que ‘hablan’ del Quito milenario

COSTUMBRE. Los museos ofrecen una alternativa para conocer las costumbres funerarias de los antepasados.
COSTUMBRE. Los museos ofrecen una alternativa para conocer las costumbres funerarias de los antepasados.

Grandes e interesantes vestigios de los antepasados se exponen al público en diversos museos de la ciudad. Son parte del relato vivo de la historia que se ha suscitado en el país a través de los años.

Relatos, leyendas, tradiciones y artículos antiguos son el tónico de cada una de las galerías que comparte Quito a propios y extraños.

El parque Arqueológico de Cochasquí es uno de los espacios considerados como una de las evidencias más importantes de la civilización Quitu-Cara. Está en la parroquia Tocachi, en el cantón Pedro Moncayo. Aquí se disfruta de un museo arqueológico, dos etnográficos, un jardín etnobotánico y un sitio didáctico de instrumentos musicales, armas y elementos de juego.

Alberto Benavides, ingeniero en hotelería y turismo, afirma que este lugar cuenta con una vista privilegiada, desde donde es posible observar diversas elevaciones y valles, como Pambamarca, Pichincha, Cerro Puntas, Cotopaxi, Cayambe, Ilinisas, El Quinche, Los Chillos, San Antonio de Pichincha y otros. También, está rodeado de una vegetación abundante y una fauna diversa que lo convierte en un destino fijo para visitarlo.

En el norte
En uno de los sectores populares de la capital se ubica el Museo de Sitio La Florida, descubierto en 1980 “por casualidad”, cuando intentaban construir una cancha de fútbol, según afirma la mediadora turística Karina Benítez.

Es considerado por los conocedores como un cementerio planificado porque muestra una arquitectura funeraria que, de acuerdo con estudios, fue construida entre los años 200 d.C y 680 d.C., con una profundidad de aproximadamente 15 metros. Allí hay varios individuos enterrados junto con sus ajuares hechos de mullos y concha Spondylus.

Aquí es posible percibir de cerca varios tipos de ofrendas fabricadas con cerámica, restos de tejidos, caracoles de mar y la tan preciada concha Spondylus.

Este rincón está en el barrio San Vicente de la Florida, en el norte de la capital.
Cada uno de estos aposentos aporta con grandes evidencias históricas que te harán conocer de una forma divertida a los antiguos habitantes del país.

HISTORIA. El parque Arqueológico Rumipamba guarda vestigios que datan de hace más de 3.000 años.
HISTORIA. El parque Arqueológico Rumipamba guarda vestigios que datan de hace más de 3.000 años.

En la Mitad del Mundo
Otro de los encantos históricos es el Museo Arqueológico de Rumicucho. Está localizado al norte de San Antonio de Pichincha, al noroccidente de la capital. Este rincón arqueológico tiene una gran relevancia andina por su historia y elementos culturales que han permanecido en el sitio durante más de cuatro siglos.

Benavides señala que como todo pucará andino, este sitio fue utilizado para actividades militares y comprendía dos áreas: una ceremonial y un espacio de consumo de alimentos o ritos.

La quinta terraza y los espacios laterales se cree que fueron habitaciones.

Un espacio visitado por turistas, en su mayoría extranjeros, es el Museo Etnográfico de la Mitad del Mundo, que está a 14 kilómetros de la capital. La exposición se encuentra en el interior del monumento, en la cual se explican las costumbres y las tradiciones de varias nacionalidades indígenas. Además, existe una muestra sobre la flora y la fauna de Galápagos. Posee nueve niveles, una planta baja y un mirador con una vista directa hacia el cerro Catequilla y el volcán Cayambe. (DLH)

Rumipamba
° Un lugar que forma parte de los sitios prehispánicos de Quito es el Parque Ecológico Rumipamba, localizado en la Av. Occidental y Mariana de Jesús. Este espacio, que consta de 36 hectáreas, data del año 1500 a.C al 1500 d.C. y tiene nueve excavaciones arqueológicas que evidencian la existencia de un pueblo aborigen, afirma Gustavo Valladares, mediador educativo del parque.

Cada una de las piezas que se muestran dan indicios de las costumbres y las tradiciones de aquella época, también viviendas y estructuras funerarias que, según su guía, dan seña de cómo fueron sus rituales en torno a la muerte. Además, Valladares señala que los recorridos que proporcionan en el parque son guiados o “mediados” con el objetivo de crear una experiencia significativa dentro de los espacios arqueológicos.