Carapaz, nuestra ‘maglia rosa’

Salvatore Foti

Las hazañas deportivas son a menudo la revancha y el rescate de los que han sufrido; de pueblos enteros que ven cómo, por fin, los sacrificios y esfuerzos que cumplen diariamente cobran sentido. Carapaz, con el épico triunfo en el “Giro d’ Italia”, ha rescatado a todos los ecuatorianos y las ecuatorianas que cada día, gracias a su ñeque, trabajo y sacrificio salen a conquistar su propia “maglia rosa”.

Carapaz, como la mayoría de la gente de a pie, no ha tenido el apoyo ni la ayuda de nadie. Solo ha seguido su destino montado en una bicicleta, alentado por su familia, su gente y por su tierra, en el sentido más íntimo y primitivo del término.

En Italia a esperarle, bandera en mano, estaban sobre todo los connacionales que aquel tricolor lo tenían guardado en sus maletas desde el día que llegaron a Europa a trabajar, estudiar y a sacrificarse como a su campeón. Ellos tampoco han contado con el apoyo de los políticos y, más bien por su culpa, han tenido que dejar al país y a sus familias con la esperanza de que un día tuviesen la oportunidad de sacar y agitar el tricolor para reivindicar sus orígenes y su talento.

Si Ecuador hoy está en lo alto del mundo, se lo debe a su gente, mas no a sus políticos. Por esto debe dolernos profundamente que ahora algunos se pongan a la cola para felicitar al campeón y “subirse a la bicicleta” del ganador. Este triunfo, digna encarnación del realismo mágico latinoamericano, del cual deberían hacer muy pronto un documental o una película, se lo quiere adjudicar la política.

Quitar los impuestos a las bicis de competencia, por ejemplo, no es lo que se merecen ni Carapaz ni el pueblo. Parecería que se quiere intercambiar la victoria de un deportista por la popularidad del Ejecutivo. De esta “locomotora” del Carchi era que hablen el 24 de mayo, pero hace dos semanas no sabían ni su nombre.

Esta es una demostración de que Carapaz y los ecuatorianos lo único que necesitan es libertad, tener las mismas posibilidades que otros en otros lados; que el Gobierno sea cual sea, no se meta y nos deje trabajar. El pueblo entero el domingo se ganó la “maglia rosa”, mientras que la mayoría de los políticos siguen llevándose la negra.

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