Eduardo F. Naranjo C.
El periodismo, carrera una vez fascinante, en tanto alertaba sobre eventos y buscaba claridad en las acciones de gobiernos y corporaciones, pero su evolución, atrajo a muchos jóvenes con ambiciones diferentes al servicio comunitario, como convertirse en figuras populares que satisficieran su ego, especialmente en televisión, otros con interés de acercarse al poder, con fines poco claros, como los casos denunciados en México sobre connotados informadores.
Existen, por suerte, ejemplos del ideal profesional, aunque no muchos, que obran por un criterio de verdad y deben ser referentes en las escuelas universitarias, por si se pudieran lograr profesionales con ética y comprometidos.
Es normal que cada periodista tenga su visión del mundo y la mantenga críticamente, en función de su sistema de creencias, pero no puede caer en distorsiones y juicios de valor al juzgar las posiciones de otros colegas.
Según fuentes, los gremios profesionales que fueron organizados con el fin de servir y proteger a sus socios, de pronto están mostrando extrañas señales de inclinación ideológica al decidir por prejuicios o compromisos políticos, si es válida una elección o no, utilizando sectores oficiales y prorrogándose en funciones. Extraña el hecho de que en el otro gremio se negó el uso de las instalaciones de la agrupación, utilizando banales argumentos, cuando esos locales, son más que para nadie, para uso de sus socios.
La interrogante parece descifrarse en la línea de que quienes están operando los gremios, forman parte de una ofensiva política del gobierno, en contra de quienes son críticos con este. Medios y periodistas dicen vivir un país de libertades y valores democráticos, cuando veladamente están en el horizonte complejas situaciones para la mayoría de la población.