Yo soy mis datos personales

Diego Cazar Baquero

Mis datos personales son otro individuo como yo. Sí. Nos guste o no, somos también números en pantallas digitales.

Pero ese otro ‘yo’ en forma de números que somos todos está en manos de otros. ¿Por qué recibimos ‘e-mails’, llamadas telefónicas o mensajes de texto con promociones comerciales que no recordamos haber solicitado? ¿Cómo es que aparecen esos anuncios en redes, precisamente con ese producto que buscábamos?

“Vivimos en un constante mercado negro”, me dijo en una entrevista Lorena Naranjo, principal de la Dirección Nacional de Registro de Datos Públicos (Dinardap). Las proveedoras de servicios, supermercados e instituciones públicas; escuelas, colegios y universidades; bancos, farmacias y hospitales tienen a nuestro otro ‘yo’ en sus bases de datos. Y como Ecuador no cuenta con una ley que proteja datos personales, muchos los usan para sus beneficios. ¡Nos usan porque nos tienen a nosotros mismos en su poder!

La protección de datos personales está consagrada en la Constitución del 2008, pero no cuenta todavía con el marco legal específico para su puesta en práctica. La Dinardap –entidad que sobrevive en medio de la maraña burocrática– trabaja desde el 2017 en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales que deberá impulsar, fundamentalmente, la alfabetización digital. Tenemos que aprender a valorar y a cuidar a nuestro ‘yo’ en forma de números.

No tener una ley que proteja nuestra información atenta contra la democracia. Por eso es urgente construir democracia digital y convertirnos en ciudadanos digitales. Es nuestra responsabilidad vigilar los ajustes a la Ley en ciernes y velar porque garantice derechos digitales, impida y sancione la discriminación y los abusos de nuestros datos, pero que, sobre todo, instaure una verdadera ciudadanía digital.

Quienes administran nuestra información no pueden manipularla a su antojo. Los ciudadanos de a pie somos los únicos dueños de la información que nos identifica. Nadie puede ni debe usarla para nada sin nuestra autorización explícita. Nosotros somos nuestros datos personales.