Sistema educativo finlandés

Karla Jaramillo Puertas

¿Cómo exigir a los niños que adquieran el hábito de la lectura si los padres no lo hacen? ¿Cómo exigirles a los estudiantes que lean si los profesores no lo hacen? ¿Cómo mejorar la educación sí desde la casa no se adquiere buenos modales? Responder estas inquietudes y darles solución ha permitido que la educación de Finlandia sea calificada con los más altos estándares de calidad.

Ser maestro es una de las carreras más delicadas y dignificantes en el contexto finlandés. Llegar a ocupar una plaza requiere un riguroso proceso de selección en donde se califican aspectos como: obtención de las mejores notas durante su formación profesional. Superar pruebas de matemáticas y lectura. Poseer aptitudes comunicativa y de enseñanza de excelencia.

Los aspirantes que dominen un instrumento musical o dominen otros idiomas sumarán más puntos para la selección y como si esto fuera poco, además, se considera si ha trabajado en una organización de ayuda social o benéfica.

El rol de las familias también es parte del sistema educacional. El 80% de ellas van a las bibliotecas los fines de semana. Casi todas están suscritas a periódicos y revistas lo que da como resultado que los pequeños desde muy temprana edad desarrollen el gusto por la lectura y lo más importante que adquieran el conocimiento mediante la lectura. En otras palabras, profesores y padres de familia velan por el desarrollo cognitivo de los niños y no eluden responsabilidades.

El tercer aspecto lo impone el Estado. El cual a través de políticas gubernamentales permite la equidad en la educación. No existen los establecimientos educativos privados. No hay discriminación por los ingresos o salarios de sus padres. ¿Será que algún día se llega a un sistema, al menos parecido, al de Finlandia? (O)

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