La progre

El adjetivo progresista, su síncopa coloquial progre, o el sustantivo progresista, son términos que se utilizan para aludir a personas, ideologías, grupos o instituciones de izquierda. Lo que es y lo que puede ser progresista está condicionado al contexto cultural y político de cada parte del mundo. No debe confundirse con progreso.

La señora María Fernanda Espinosa, excanciller y actual presidenta de la ONU, es de esas progres de plástico, que ama la ideología socialista, seguramente sin haber leído un libro completo al respecto. Espinosa parece ser un raro espécimen, cruce entre poetisa erótica y marxista de oídas. Claro, ella ama la poesía erótica, que seguramente hace volar su mente febril y la hace verse como “presidenciable”. No sé si la poetisa de marras sea casada, porque las progres del matrimonio no saben nada –o Mafer quizás sabe mucho porque ya va por su tercer matrimonio-, ya que renunciaron al matrimonio por alienante y prefieren las relaciones con hombres casados para conculcar a fondo este sacramento social y sacramental.

En este Ecuador tan politizado, la mujer siempre se ha desnudado políticamente y por turno. Unas veces les toca a las de izquierdas y otras veces a las de derechas. El caso es que se vayan desnudando todas y podamos pasarle revista al material. Solo las últimas generaciones –Mafer y sucesoras- han accedido a un desnudo natural -ni comercial ni erótico- que es el que se está imponiendo. La progre de izquierdas se ha desnudado -naturalmente ante una periodista también progre, pero de derechas-. La periodista ha perdido credibilidad al pretender lavar la imagen de Mafer –como ya lo hizo con una asambleísta destituida-. En la entrevista, como es costumbre entre las progres, Mafer se victimiza, dice que la atacan porque es mujer y una líder progresista y humanista. O sea.