Taras sociales

El capital humano, que labra la grandeza de los pueblos, debe ser convenientemente preparado, cohesionado, motivado hacia metas de progreso; de lo contrario, prevalece el sentimiento derrotista que conduce a la negatividad y al retraso. En este campo, el buen ejemplo de los líderes es fundamental.

Así como el médico no debe ocultar las heridas para poder curar al paciente con la medicina apropiada, es preciso en el área periodística reflejar la realidad de manera objetiva y ética, con miras a las soluciones que sean menester, pero siempre con criterio edificante, de lo contrario este influyente mecanismo de comunicación y orientación ciudadana puede ser manipulado hacia fines nada recomendables.

Bajo estos razonamientos, varios son los factores adversos que atentan al desarrollo y bienestar de los ecuatorianos, comenzando por la baja estima que prolifera y que debe cambiar con sentido de país, identidad y pertenencia. Triste es reconocerlo, pero los propios ecuatorianos no dan la importancia debida a lo que es propio. En contraste, cientos y hasta miles de extranjeros, especialmente jubilados, vienen a nuestro país a residir.

A más de la anotada, entre las taras sociales que hay que hacerlas desaparecer existen, entre otras: la impuntualidad o la hora ecuatoriana, esa contraproducente costumbre de llegar tarde y de exhibir cualquier pretexto para justificar esta pérdida de tiempo que ocasiona bastantes perjuicios; la generalizada indisciplina que genera incumplimiento de elementales normas de comportamiento; la facilidad para el insulto que se ha intensificado en las redes sociales; el regionalismo que desemboca en tendencias de odio y desintegración nacional; la vacación y la fiesta eterna, en un país con altos índices de pobreza y desempleo.

[email protected]