El Día de la Madre

Si algún día debe ser festejarlo es este, por la abnegación extrema por sus hijos y su familia, por soportar estoicamente los embates de tanta medida impopular y nociva emanada de los gobiernos que históricamente no han logrado solucionar nada, solo complicar la vida de los más pobres haciéndolos menesterosos.

Para nadie es fácil la existencia y no es que nos quejemos de gana. Este es un “valle de lágrimas” en que las madres tienen que lidiar con la carestía de la vida y de alguna forma, cada vez más difícil, solucionar la mesa con el alimento diario.

Hoy los tiempos han cambiado y un porcentaje elevado de madres son trabajadoras, en ocasiones son padre y madre y frecuentemente cabezas de hogar, lo que significa un doble esfuerzo, porque a más de sus obligaciones laborales, cumplen con las tareas de la casa y se les adiciona la supervisión de deberes escolares de sus hijos, el médico de los niños, en fin, una ardua y delicada tarea todos los días. Los comercios se despepitan ofreciéndonos mil y un artículos para regalar a mamá. Desde una modesta taza para café, hasta vehículos que dicen estar en ganga; desde una rosa, hasta costosos viajes por el mundo. Todo en una demostración del más grande y aberrante consumismo.

En algún momento tendremos que detenernos y aprovechar este día para la reflexión, pues mientras viva la madre, nuestro cariño y respeto será a diario; pero, los gobernantes de turno tienen la obligación impostergable de generar mejores condiciones de vida que no permitan el resquebrajamiento de las familias con motivo de buscar mejores días porque en el país no hay posibilidades de una vida con dignidad.

Las medres merecen la tranquilidad para ver crecer a sus hijos en hogares estables, en los que la alimentación, vivienda, la salud y la educación no sean una quimera, sino parte de una realidad mínima por el hecho de ser seres humanos.

Mientras la corrupción genere una clase política de pícaros, dispuestos a llevarse lo que puedan, el Día de la Madre seguirá siendo una celebración de afecto sí, pero en condiciones poco deseables para cualquier ser humano.

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