Atrapados en el silencio

Patricio Valdivieso Espinosa

Cuántas veces hemos hecho alarde de las luchas por alcanzar la libertad; cuánta sangre se ha derramado en su nombre; pero también, cuántos silencios han quedado atrapados por mantener los privilegios, con la que su esclavitud recompensa. Es preocupante ver una sociedad indolente, en todos los contextos: guerras innecesarias e irreconciliables a nivel mundial; tiranías en los gobiernos sudamericanos; un país que se desbarata sin ninguna brújula; una provincia llena de inequidades; un cantón sin horizonte. En fin, problemas llenos de silencio cómplice, en todos los niveles.

Ese silencio cómplice, no nos deja reaccionar, ni ver, que es un reducido grupo que acapara las decisiones para su beneficio exclusivo; porque al parecer el orden del poder, se sigue manejando en una pirámide, donde la base, sacrificada, siempre seguirá siendo el pueblo; en la cúspide, hay un imperio en pocas manos; pero los otros escalones, están enlazados por grupos cómplices atrapados en el silencio. Convencidos seguramente por: la puja de prebendas; la concesión de status socio – económicos; y, delegaciones acomodaticias, a cambio de vender la conciencia, subastar los anhelos colectivos y sacrificar los destinos de las futuras generaciones.

¿Cómo se mantiene el poder en pocas manos? Manejando distintos medios opresores silenciosos, que se basan en el adoctrinamiento como arma sencilla para manipular la forma de pensar; pero, sobre todo, utilizando la ambición de la gente que se contenta con dádivas y se ha dejado dominar por un individualismo extremo. Fácilmente, nos han dividido de diferentes maneras: nos han sectorizado en clases sociales; nos han distribuido en campos profesionales; nos han valorado según el consumo; pero en el fondo, seguimos perdiendo el humanismo en el pasar de nuestra existencia.

Si seguimos atrapados en el silencio, puede que, cómo premio consuelo, alcancemos incluso parte de lo superficial que hoy abunda: confort, lujurias, poder; pero no hemos entendido que estamos acabando con el porvenir de los nuestros. ¿Qué pensamos heredarle a las futuras generaciones? Si seguimos atrapados en el silencio, mañana será tarde para volver a empezar; habremos perdido la valiosa oportunidad de crear un mundo mejor; estaremos destinados al fracaso; y, seremos los únicos responsables de la desolación en que habitarán nuestros sueños. (O)

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