Espionaje y seguridad

Kléber Mantilla Cisneros

¡Qué ironía! Cada actividad para obtener información reservada, secreta e incluso íntima de los ciudadanos, o articular sistemas de emergencia de prevención y montar una gran infraestructura instalada a través de más de 4.300 cámaras del ECU 911 se podría utilizar con malicia y con alto riesgo de caer en el espionaje político.

Repetir el fatídico correísmo con otros actores políticos. Según The New York Times, el sistema de vigilancia de China tiene 16 centros de monitoreo con 3 mil policías a cargo y una propuesta de capacitación: ‘guiar la opinión pública’. El uso de tecnología china diseñada para la represión política, controlar masas y avivar el autoritarismo de un régimen populista que erosionó instituciones democráticas para activar la corrupción.

Pero, ¿podemos confiar en tecnologías de vigilancia con capacidad de rastreo de teléfonos, reconocimiento facial, registro de viajes empresariales, uso de Internet y listados de personas bajo seguimiento? ¿No es hora de revisar cada contrato con los chinos y ese tropezón por el envío de flotas pesqueras? ¿Por qué el narcotráfico, asaltos y criminalidad ocurren frente a las cámaras con limitada respuesta policial?

¿Cuánto disminuyó o aumentó el narcomenudeo en calles, robos y homicidios si aterrizan a menudo avionetas con droga y dinero ilegal? ¿Por qué empresas chinas financiaron esos sistemas de espionaje y video vigilancia mientras el comercio global de China con América Latina subió de 17 mil millones en el 2002 a 306 mil millones el año pasado? ¿Acaso no es una actividad económica depredadora pescar en las cercanías de Galápagos sin recato en medio del despliegue de buques y aviones militares?

Por algo, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo que China ‘inyecta capital corrosivo, generando la corrupción y erosionando el buen gobierno’. Algo confrontado pues si hay empresas que no están sujetas a leyes drásticas anti-soborno, la fuerza naval ecuatoriana contará con lanchas guardacostas chinas. Esto junto a aviones P3 y Awak y un radar, estadounidenses, para vigilancia aérea y marítima. Así el narcotráfico, crimen organizado trasnacional y la pesca ilegal serán tareas de seguridad regional tan importantes como acabar con el flagelo del espionaje político.

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