‘Páguennos la jubilación’

Adolfo Coronel Illescas

Con este reclamo el maestro ecuatoriano celebró su Día Clásico, en particular los profesores que no reciben el incentivo económico a la jubilación desde el 2008, situación que viene provocando una tragedia psicosocial por sus edades superiores a los 70 años. Son abuelos, bisabuelos, con problemas de salud, varios han fallecido sin cobrar esos valores que en vida los necesitan para un entierro digno. “En vida que nos paguen, de muertos ya para qué”, han dicho.

Recuerdan que el presidente Moreno, en enero de este año, les hizo una promesa a sus ‘mimados’ los ‘viejecitos’ jubilados del magisterio: ‘todo el dinero recuperado de la corrupción irá íntegramente para pagar lo que se les adeuda’. Es decir, nunca. Por eso no quieren seguir viviendo de promesas y esperanzas. Exigen que el Gobierno sea solidario con ellos. Que se deje del intercambio de acusaciones, chismes, insinuaciones y alusiones domésticas con su antecesor, que no hace sino retratar el nivel de nuestros gobernantes y su estrategia para que ignoremos la actual situación del país.

Pero a los jubilados les pesa otra grave situación, especialmente a los que viven en Loja, ciudad que ha recibido el distintivo de ser la más cara del país, que no es ninguna novedad. La carestía viene por el crecimiento en el consumo, pero castigados en la producción de la riqueza. Sin embargo, es sorprendente que en Loja, donde hay poca actividad industrial, agropecuaria, turística y de producción, sin embargo, hay fortunas y billete. Es que ahora tenemos una eficiente industria de lavado y secado de billetes, con garantía de confidencialidad del negocio sucio a los ojos de las autoridades. Por eso estamos en la lista de lavanderías del país.

Los maestros octogenarios vulnerables al lavado, porque no avanzan a lavar ni sus calzoncillos, necesitan del incentivo a la jubilación y esperan que su clamor no sea barrido bajo la alfombra. Ya no quieren oír más ofrecimientos que ladinamente se deslizan asegurando que los ‘viejecitos’ en este Gobierno tienen una altísima prioridad, cuando la realidad es otra. Que “el Gobierno de todos” sea para todos, incluyendo a los jubilados que requieren la solidaridad “para morir jóvenes lo más tarde posible”. (O)