¿Entender la escena?

Gabriela Piñeiros

Últimamente me he cruzado con algunas personas que después de una obra escénica mantienen la casual conversación para descifrar “el mensaje” de la obra, para comparar puntos de vista e iniciar el infinito círculo de la crítica. Sin embargo, en muchos de los espectadores queda la duda: “¡no creo que entendí nada!”.

Pero, ¿hace falta entender la obra?, ¿hace falta entender solamente a través de la razón “el mensaje” de la obra? O más bien, ¿es posible entender a través de los sentidos?

De manera general existe una noción de que el arte se debe entender, que la obra artística debe enviar un mensaje y por ende sólo aquellos con el conocimiento necesario pueden acceder a ellas. Sin embargo, es necesario exponer a las audiencias a narrativas alternas para abrir estímulos y liberar las nociones de que hay “algo que entender”. Sólo de esta manera se vuelve posible ampliar la sensibilidad de las audiencias para que puedan acceder a las experiencias escénicas sin prejuicios ni ideas preconcebidas de lo que quiere decir el artista. El arte es una experiencia sensible que nos provoca o no.

Para muchos, el mundo marcado por la rapidez, la tecnología y redes sociales han hecho que las audiencias también están ávidas por adquirir experiencias interactivas y cercanas.

Si bien es cierto, el público de la danza contemporánea o el teatro es limitado en nuestro contexto, es necesario empezar a motivar al público a abrirse a una experiencia sensible, que nos permite acercarnos a otras formas de ver la realidad. Y de esta manera, intentar, por un momento, trasladarse a otro mundo a través de la magia del escenario; dejarse conmover y comenzar a entender a través de los sentidos. Tal cual como aprendemos cada día en cada experiencia vital. (O)