Herencia correísta

Giovanni Carrión Cevallos

Las mentes ‘iluminadas’ del socialismo del siglo XXI crearon en Montecristi el llamado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) que a decir de la norma constitucional tiene por atribución “promover la participación ciudadana, estimular procesos de deliberación pública y propiciar la formación en ciudadanía, valores, transparencia y lucha contra la corrupción”, además de tener la capacidad de designación del Procurador General del Estado, superintendentes, Defensor del Pueblo, Defensor Público, Fiscal General del Estado, Contralor General del Estado, miembros del Consejo Nacional Electoral, Tribunal Contencioso Electoral y del Consejo de la Judicatura.

Sin duda, se trata de una función que permitía, al menos en teoría, el promover la existencia de un sistema político superior con una democracia participativa. No obstante, durante la oscura época correísta, se confirmó el conocido aforismo que hace mención a que el papel lo aguanta todo. Una cosa es lo que se contempla en la Carta Magna respecto al Cpccsy otra muy diferente la actuación de ese organismo que sirvió, en líneas generales, para consolidar el hiperpresidencialismo en el Ecuador, cooptando a las instituciones de control.

El desprestigio institucional no puede ser mayor. En el reciente proceso electoral que permitió elegir a las nuevas autoridades del Cpccs, los ecuatorianos, a través del voto nulo que se situó entre el 21% y 23% y de blancos en igual rango porcentual, expresan de manera abierta su desconfianza ante esta institución al no haber cumplido con su objetivo de creación, por lo que -más bien- se suman voces a una posible eliminación, a través del pronunciamiento popular.

No olvidemos que durante la época verdeflex lo que hubo fue una revolución ciudadana sin ciudadanos, en la que prevaleció el autoritarismo y una galopante corrupción. Hay que dejar atrás la herencia correísta. (O)

@giovannicarrion