Rodrigo Contero Peñafiel
El equilibrio emocional que una persona tiene respecto a su vida en sociedad es lo que le permite entenderse con todos sin inconvenientes. El estado de bienestar físico-psicológico-social hace que la gente pueda tener éxito en sus actividades diarias; a su vez, una adecuada salud mental nos da tiempo para pensar, meditar, relajarnos, hacer actividad física, conservar la familia y relacionarnos socialmente sin contratiempos.
La OMS define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Cuando se altera, se advierten cambios en el comportamiento: actitudes confusas, exaltadas, prepotentes, fanáticas e histéricas son claras evidencias de problemas mentales. Si sumamos la influencia de la política, la conducta humana sufre serios desequilibrios.
En el último proceso electoral pudimos observar actitudes absurdas que nos hacen pensar si el cerebro nos permite razonar o estamos sometidos a una crisis existencial que estimula a seguir cometiendo errores en un claro masoquismo intelectual. El sometimiento y ‘quemeimportismo’ de muchas personas de varios sectores organizados de la sociedad, hace que el gran ausente siga gozando de buena salud. Un 20% de la población sigue culpando de todos los males del país a la partidocracia, de la cual son parte de manera solapada y temerosa que justifica el voto duro, la corrupción y la incapacidad.
La salud mental afronta graves problemas de identidad; la justicia denigrada, el poder sin sensatez, la salud condicionada, la mala alimentación y la falta de vivienda, persisten y preocupan. Los trastornos mentales como la depresión de tipo psicótico causan la esquizofrenia o el trastorno bipolar, enfermedad mental muy severa que, en algunos políticos, presentan cambios de ánimo bruscos y repetidos, y cuyas consecuencias vienen soportado muchos compatriotas. Estimular la autoestima de la gente y la sociedad es tarea de todos.