Elecciones y apagones

Sara Serrano Albuja

La falta de legitimidad en las elecciones que dieron a Jorge Yunda la Alcaldía de Quito se originó en el apagón durante los escrutinios y cuando la página del CNE quedó en blanco. Mientras en el resto del país se sabían los resultados, en la capital se advertía un evento similar al de abril del 2017. ¿Podemos confiar en el CNE cuando prevalecen las malas prácticas de una maquinaria que quiso justificarlo todo a nombre de un proyecto político? ¿Qué harán los perjudicados?

Para los quiteños, nacidos en una ciudad históricamente política y libertaria que ha derrocado a presidentes y hoy resiste una de las peores crisis económicas de su historia, con un territorio caótico, desempleo y un gobierno de 21.000 empleados, no habrá excusas o posverdades que justifiquen su mal inicio. La cortina de humo caricaturesca de la elección fue el peligroso discurso neopopulista que salpicó las redes queriendo estigmatizar a la clase media quiteña, tildándola de ignorante de las comidas tradicionales en las huecas de las periferias.

Este discurso trató de desviar la atención y generar una retórica reduccionista de “longos del sur versus los blancomestizos del norte” a fin de que nadie objetase las irregularidades a riesgo de ser tachado de racista o clasista y de sentirse culpable por haber tomado un café en un mall del norte. Mucha de la clase media de Quito que votó por las candidaturas de la centro izquierda ha sido aliada de las luchas indígenas y sus levantamientos, los quiteños han estado en las calles con el pueblo indio.

El nuevo Alcalde, que se posesionará desde la duda electoral, deberá sostenerse con transparencia y diálogo y tener como bandera a Quito. ¿Cuál es su trayectoria en este aspecto? ¿Conoce el nuevo alcalde su historia, su patrimonio natural y cultural amenazados?

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