Una muy dañina sorpresa

El Presidente denunció en la reciente Cumbre de Santiago de Chile, la injerencia del régimen dictatorial venezolano en los asuntos internos de Ecuador. Luego, su Secretario Anticorrupción llevó documentos a la Fiscalía sobre el supuesto papel que, con un propósito desestabilizador, desempeña el Instituto de Pensamiento Político y Económico Eloy Alfaro, fundado y dirigido por el expresidente Correa.

La Fiscal encargada los recibió y, paradójicamente, horas más tarde, en un boletín de prensa, dijo que los hechos denunciados “no configuran indicios de la presencia de una conducta típica y antijurídica”, ni de cometimiento de delito y “menos de una conducta penalmente perseguible”. El equipo de sus asesores técnicos sugirió esa insólita decisión.

Al Gobierno le han dado, por decir lo menos, un “portazo en la cara”. La denuncia, sin embargo, es atendible no solo por el financiamiento venezolano y su reparto, sino porque sugiere una evidente injerencia en los asuntos internos del país, algo que recuerda las estrategias de la “guerra fría” puestas en práctica por las potencias mundiales de entonces.

No fueron pocas las instituciones de este tipo que apoyaron y/o promovieron la insurgencia, el espionaje y contraespionaje, la subversión y desestabilización gubernamental y el desmontaje del sistema democrático. En América Latina estas prácticas fueron lideradas y financiadas también desde Cuba.

Las pruebas documentales al respecto son públicas y abundantes. No se necesitaría mucho más para cuestionar la decisión de la Fiscalía. Vivimos tiempos de sorpresas, y esta no es de las menos dañinas a nuestra institucionalidad.


Las batallas se pierden con el mismo espíritu con que se ganan”. Walt Whitman Poeta estadounidense (1819-1892)En esta vida hay lágrimas, y lo que importa, después de todo, es ante qué lloramos”. Lin Yutang Filósofo chino (1895-1976)