Las elecciones seccionales pusieron contra la pared, una vez más, a las empresas que se dedican a perfilar cuál será la intención de voto de los ciudadanos. Sin embargo, mucha gente votó de nuevo, en varias provincias y capitales provinciales, contra sus pronósticos. De suerte que, en lo porvenir, será difícil creerles. Esto evidencia la vulnerabilidad de nuestro sistema democrático.
Las metodologías de las encuestas deberían revisarse. Las teorías que las sustentan, tanto en Ecuador como en toda América Latina, tienen que reformularse con rapidez. Las primeras bajas en la contienda electoral reciente no las aportaron los políticos, sino las mediciones de esas empresas que se dicen especializadas en el tema. Luego vinieron ellos, los que se creían seguros triunfadores.
Hay que estudiar con calma e inteligencia la diversidad de factores que nos aclaren las causas de lo sucedido. Como en otras latitudes, se necesitan nuevos conceptos para entender los cambios que se nos dan delante, pero que nos resistimos a asumir, digerir y metabolizar. Por algo hay que empezar, antes de acometer una tarea más radical en nuestra manera de entender, planificar y hacer política.
Es imprevisible cuál será la próxima “sorpresa” en las elecciones presidenciales y parlamentarias hacia las que nos dirigimos. La relación entre ciertos sectores de nuestra sociedad y los políticos son por lo que se ve mediocres e inexistentes en no pocos casos. Los partidos, movimientos, organizaciones sociales y los medios de comunicación hemos perdido buena parte de la autoridad de antaño.
Es en nosotros, y no en otra parte, donde se halla la eternidad de los mundos, el pasado y el futuro”. Novalis Poeta alemán (1772-1801)
Descubre qué despierta la pasión de una persona y lo demás vendrá solo”. Kate Morton Escritora australiana (1976)