Todo colapsó en sus narices

Una corriente política totalitaria que gobernó como quiso el país, llevándolo al borde del desastre institucional, social y económico, sigue viva y de nuevo posicionada en varias alcaldías y prefecturas. Con ellas y a pesar de ellas, Ecuador deberá comenzar un nuevo capítulo de su historia. Ciertos sectores, luego de las elecciones, siguen preguntándose qué sucedió y por qué.

El triunfo no se lo dio su líder o el partido político hasta entonces de poco peso específico. Lo recibieron de una enfermiza y “torpe” Función Judicial. De su ineficacia y desesperante demora en develar el sistema corrupto correísta, sus mentalizadores, ejecutores, cómplices y beneficiarios directos. Una justicia entrampada por una burocracia instalada (y mimada) en los diez años de correísmo.

Probablemente, no se valoró este factor al analizar lo que nos dejara Correa. Atomizados en movimientos políticos y partidos que, en definitiva, poco diferían en su manera de entender el manejo de la nación, nada pudieron hacer para ponerles freno. ¿Quién de todos ellos sacrificó sus ambiciones personales por el bien de su país y quién no lo hizo? Estas preguntas esperan por una respuesta convincente.

Las clases medias, ciertos sectores populares y sus organizaciones políticas, tenazmente perseguidos por Correa y su régimen, se construyeron un mundo imaginario en el que todo estaba hecho a su medida. Confiaron que cuanto de corrupción se logró develar en los tribunales, funcionaría a manera de lápida sobre sus verdugos. El domingo pasado ese mundo imaginario colapsó en sus narices.


La historia es siempre y ante todo una elección y los límites de esa elección”. Roland Barthes Filósofo francés (1915-1980)

Es difícil tener convicciones precisas cuando se habla de las razones del corazón”. Antonio Tabucchi Escritor italiano (1943-2012)