Salvatore Foti
Este CNE ha sido una desgracia. De improvisación e ineptitud es lo menos de lo que podemos tachar a sus funcionarios, pues sino deberíamos de hablar de mala fe. Los casos de prevaricación y perjuicio a los votantes son muchos y vale la pena exponerlos.
Lo primero es la falta de postura clara sobre el conteo de los votos nulos. Un verdadero bochorno democrático frente a la comunidad internacional, pues buscar las “cinco patas al gato” para que los votos nulos valgan más que un voto otorgado a conciencia. Esto favorece tesis y posturas políticas que al CNE no le competía avalar, pues sus consejeros no compiten en ninguna contienda electoral. ¿O sí? Peor aún si entendemos que la campaña electoral había empezado sin reglas de juego claras. Da vergüenza ajena mencionarlo.
La misma falta de información sobre los candidatos al Cpccs son otra muestra de oscurantismo hacia los electores. Pocos conocían las trayectorias de los candidatos y peor aún sobre cómo votar. Lo que más indigna de la falta de independencia del CNE es la notificación, un día antes de las elecciones, a algunos candidatos por el Cpccs de que podrían descalificarlos.
Tremendo atropello a las garantías mínimas de las cuales deben gozar los candidatos a cualquier cargo público. Bajo ninguna lógica el que debería ser garante de imparcialidad, puede remover de las elecciones a los que supuestamente van a ganar. El CNE va a reconocer la victoria de los que le caen bien y a descalificar los que ganan, pero le caen mal. La democracia es otra cosa.
Otra joya es quitar a miles de extranjeros del padrón electoral también cambiando las reglas del juego y sin informar debidamente. Lo que se hizo con los extranjeros que residen legamente en el país fue discriminatorio. Si Trump hubiese hecho lo mismo con los latinoamericanos que residen legalmente en USA, hubiese sido un escándalo mundial, pero esto “no entender” a los iluminados del CNE.
Esta lógica solo hace daño al país y a muchos ciudadanos que no tuvieron acceso a los resultados. Lo que parecería ser “secreto de Estado”. A este CNE es mejor cambiarlo, pues con él no podemos ir a las próximas presidenciales.