Se acaba la paciencia

Salvatore Foti

El FMI acaba de otorgar a Ecuador un préstamo de 4.200 millones mientras que la Unión Europea ya estipuló entregarnos un financiamiento de 51 millones de dólares, no reembolsables, para dos provincias de la Costa. Por fin empezaremos a ver obras y políticas públicas por parte de un gobierno que hasta hoy solo se ha dedicado a señalarnos los problemas, mas no a enfrentarlos y a solucionarlos. Por fin dejarán de agobiarnos con impuestos, como el famoso “impuesto verde” que lo único verde que tiene es el “verde dólar” que nos sacan del bolsillo.

Por fin dejarán de quitar subsidios como lo han hecho con la gasolina extra y súper y, por fin, tampoco seguirán despidiendo a gente del sector público. Pronto veremos mejoras en la salud y en otras áreas sensibles del Estado que empiezan a resentirse del descuido del cual son víctimas. El país está viviendo una especie de perniciosa resignación, pues al Ejecutivo le sigue faltando iniciativa. O por lo menos esto debemos esperar, pues tanta plata debería resanar al país y devolverle aquella seguridad económica, política y social que parece preocuparnos a todos excepto, claro está, al Ejecutivo.

Además, la plata llegó justo antes de las elecciones del 24 de marzo, cuando la popularidad del Presidente quedará medida y sentenciada por el éxito o fracaso electoral de su movimiento político: Alianza País. Así que podrá, de ser el caso, mejorar su imagen utilizando la platita para implementar obras que puedan ser percibidas por la gente como algo importante.

Estos préstamos deben mejorar el nivel de vida de la población, mas no del Ejecutivo de turno y de los círculos más cercanos a él. Después de esta fase de relativo optimismo, debido a estos importantes recursos económicos, no habrá cabida a más excusas de la Presidencia, que sigue evadiendo sus responsabilidades.

La gente empieza a tener siempre menos paciencia y confianza en los políticos y a seguir oyendo decir que la culpa es de los que ya no están. Solo sentenciarán el fracaso total del Gobierno, que habrá demostrado ser incapaz de gobernar.

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