DIANA LUZURIAGA VERA
En nuestro País, hemos evidenciado avances en cuanto a la participación de mujeres en cargos políticos, producto de la Ley de Cuotas de Género aprobada en 1997, modificada en el año 2000, hasta la reforma constitucional de 2008, en la que se tipifica en los artículos 108 y 116, como principios fundamentales la paridad y alternabilidad entre mujeres y hombres.
Con la proximidad de las elecciones debemos reflexionar sobre la participación de la mujer en la política, sin bien es meritorio el progreso en número de participantes; surgen algunas preguntas, por tema de espacio sólo voy a plantear dos: 1) Qué tan trascendente está siendo la representación?; y, 2) Al escoger representantes femeninas (en ciertos partidos políticos), buscan capacidad o sumisión?
Frente a estas preguntas, es importante recordar que la historia ha sido testigo de las intensas luchas sociales por alcanzar derechos básicos de la mujer, tales como el derecho a la educación y al sufragio, que hoy se consideran como obvios, pero que tuvieron que pasar siglos para lograrlos, producto de un legado de mujeres valientes que no se sometieron al sistema, demostrando con actos que la capacidad no está en el género, si no en las aptitudes que tiene un individuo para desempeñar una tarea.
María Paula Romo, actual Ministra del Interior indicó: “La importancia de la mujer en la política es transformar la vida de otras mujeres que no están en la política”, éste debería ser uno de los principales objetivos en los planes de trabajo de nuestras líderes políticas. Hoy como ayer, debemos mantenernos firmes, en constante preparación y vigilantes de nuestros derechos, por eso el llamado es que seamos congruentes con nuestra historia, aportando y avanzando unidas.