Brindemos por ellas

Pablo Ruiz Aguirre

Puede la luna salir en la mañana y el sol en la noche brindar albor. O mejor aún los dos hacer el amor y decidir iluminar. Puede Eva haber escrito el génesis, decir que no es producto de una costilla, que no charló con una serpiente, que no escuchó de Dios que debía parir con dolor, que una Diosa le habló y le dijo que haga de sí misma un paraíso, o mejor aún que hagan con Adán su propio paraíso. Puede que Diotima sea la idolatrada por su filosofía de amor y Sócrates reconocido como su discípulo. O mejor aún entender su sinergia. Puede que los símbolos femeninos de la revolución francesa, no sean solo signos de mujeres desnudas de poderosos pechos al calor de la brisa evocando libertad, igualdad y fraternidad, para declarar los derechos de ellas, o mejor aún los de la humanidad. Puede que “el” Estado se dejara hacer un golpe de Estado por “la” patria, en vez de que este penetre, viole y transmute a la segunda, o mejor aún que los dos en igualdad de condiciones decidan ser nación.

Puede en la sombra de nuestro machismo, de nuestra soberbia como Aristóteles, vanidad como Aquino, irrespeto como Quevedo, animalidad como Schopenhauer, o dogma como la religión, las viéramos violentamente putas, violentamente inferiores, violentamente incapaces, pero realmente son putas por libres y humanas, por cogerse a la pasividad, por tener sexo con la poesía, por fornicar con los ideales noche y día, por tener orgasmos con la luz, por combatir porque la igualdad sea una realidad. Inferiores, pero en la ignorancia estúpida que el egocentrismo acaece más en otros seres, inferiores en la banalidad necia de la búsqueda perpetua del alfa. Incapaces del daño ajeno por construcción del individualismo.

Por ello como diría Keorak “Brindemos por las locas, por las inadaptadas, por las rebeldes, por las alborotadoras, por las que no encajan, por las que ven las cosas de una manera diferente. No les gustan las reglas y no respetan el status-quo. Las puedes citar, no estar de acuerdo con ellas, glorificarlas o vilipendiarlas. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlas. Porque cambian las cosas. Empujan adelante la raza humana. Mientras algunos las vean como locas, nosotras vemos el genio. Porque las mujeres que se creen tan locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen”. (O)

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