Dios nos salve de la ayuda del Estado

Semanas atrás escribí una columna donde describía el paradigmático caso del ARA San Juan, submarino argentino perdido el 15 de noviembre de 2017.

La Armada argentina inició el protocolo búsqueda y rescate y al tercer día el gobierno aceptó la ayuda internacional. Tiempo más tarde el gobierno dio por terminada la pesquisa, pero los familiares exigieron que se continuara.

Las autoridades contrataron a la empresa privada Ocean Infinity, operadora de la nave noruega Seabed Constructor. Solo en caso de ser hallado el submarino, la empresa cobraría 7,5 millones de dólares, y a dos meses de iniciada la búsqueda encontró al ARA San Juan.

El lunes 21 de enero, se perdió en el Canal de la Mancha, una avioneta que transportaba al jugador de fútbol Emiliano Sala. Tres días más tarde la policía estatal de Guernesey, Inglaterra, decidió terminar con la búsqueda sin haber encontrado el avión.

Gracias al impulso de la familia del futbolista y de otros amigos como Lionel Messi, se recaudaron más de 180.000 euros para contratar dos barcos privados comandados por un especialista en rescates. La empresa privada encontró el avión que el Estado había abandonado.

A raíz de la crisis en Venezuela, Alejandro Sanz, Juan Luis Guerra, Maná, Maluma, Carlos Vives, Luis Fonsi, Diego Torres, Manu Chao, Ricardo Montaner, “El Puma” Rodríguez, Carlos Baute y Juanes, entre otros artistas, participaron gratuitamente en el concierto benéfico “Venezuela Aid Live” en Cúcuta, en plena puja por la entrada de ayuda humanitaria al país.

Este concierto planeaba recaudar 100 millones de dólares para ayudar al pueblo venezolano y dar apoyo a la oposición para que se den elecciones presidenciales libres. El chavismo, que maneja al Estado venezolano, cerró el paso por el puente y celebró otro “concierto” en Ureña, a unos 300 metros de distancia de “Venezuela Aid Live”.

Definitivamente, la “ayuda” estatal es una desgracia, no solo porque al regirse por criterios políticos, y no empresariales, es tremendamente ineficiente y políticamente discriminatoria, sino porque se financia violentamente.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California. @alextagliavini