Civismo

MIGUEL ÁNGEL RENGIFO

Se ha convertido en una moda ahora hablar lo que sea y venga sobre el Bicentenario, y no resta erudición o conciencia cívica, sino consecuencia práctica. Hace exactamente 11 años, en 2009, un proyecto ambicioso surgió desde el seno de la Academia, coincidencia o responsabilidad: varios talentos intelectuales y visionarios se sumaron al proyecto editorial de largo aliento que significó la reedición de la historia de una provincia cuyo epicentro es Latacunga y que generó una movilización de pensamiento de cambio de época.

Entrada la siguiente década y también consecuente con la madurez con que exige la democratización del conocimiento, la Universidad Técnica de Cotopaxi, la Academia Nacional de Historia del Ecuador, retoman el reto de cristalizar ese ambicioso proyecto en consecuencia de vivir otro bicentenario de la libertad.

Pero, ¿Qué mismo es asumir la conmemoración cívica de los doscientos años de libertad? la historia es una herramienta del desarrollo y de la dialéctica, no puede privarse del engranaje y la memoria, no puede ser solo show y espectáculo.

Existen evidentes propuestas ciudadanas, los liderazgos colectivos, como el protagonismo, inclusión y participación, no son una moda, es parte de una responsabilidad urbanística y ciudadana, lo que reivindicamos es una idiosincrasia y una fiel convicción que rechaza todo nacionalismo. Muchos de los latacungueños lo son en la medida de pertenecer o acogerse al espacio de ciudad, muchos no nacieron aquí, los flujos migratorios internos han acarreado una dinámica distinta en el desarrollo de estos años, desde la atención de sus necesidades prioritarias y la consecución de un gobierno por competencias responsable.

También es cierto que Latacunga no sólo es fiesta, derroche o exceso, y no nos convierte en conjurados entorno a la “Mama Negra”, hay que establecer el reconocimiento y privilegiar el aporte de importantes valores humanos, hombres y mujeres, que han estrechado fielmente su legado, acervo, inteligencia, filantropía, altruismo al servicio de su gente. Las familias migrantes que han trasformado no solo las sangres de esta tierra, coterráneos, hijos pródigos, primogénitos y de quienes aun sin haber nacido aquí han sentido el privilegio de fundar la patria sin prejuicios. Que la iniciativa de los representantes o de quienes en desespero de celebrar esta conmemoración cívica no recaiga en la improvisación, el ridículo o la demagogia cultural. Obras son amores.