Una mujer de 81 años, la única habitante de una desolada isla en disputa internacional

PERSONAJE. Kim Sin-yeol vivía con su esposo, pero él murió en octubre. (Fotos: aminoapps.com/ pressfrom.info)
PERSONAJE. Kim Sin-yeol vivía con su esposo, pero él murió en octubre. (Fotos: aminoapps.com/ pressfrom.info)

La dama vive en Dokdo, una de las dos islas que son motivo de conflicto entre surcoreanos y japoneses.

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Los surcoreanos las llaman Dokdo. Los japoneses, Takeshima. Las dos pequeñas islas rocosas están en el centro de una disputa internacional entre Seúl y Tokio, pero lo que las distingue no es la controversia territorial, ni la importancia estratégica, sino su población, que se reduce a una sola habitante: una mujer de 81 años.

Se trata de Kim Sin-yeol, originaria de la isla surcoreana de Jeju y que vive en las islas Dokdo desde 1991, cuando se instaló con su marido, que falleció en octubre pasado.

Las aguas de estas disputadas islas son un rico territorio de pesca y albergan también una reserva de gas natural. En la década de 1950, Corea del Sur tomó el control del lugar e instaló guardias armados. Desde entonces, Japón reclama la soberanía de las islas y denuncia la “ocupación ilegal”.
Ajena a las disputas de escritorio, Sin-yeol trabajó como buceadora de profundidad hasta 2017, cuando la mala salud le obligó a dejar el oficio. “Ella dice que vivir en Dokdo es relajante”, declaró esta semana su yerno, Kim Kyung-chul, a la cadena CNN en un reporte sobre la solitaria pobladora.

Durante años, los esposos fueron los únicos residentes permanentes de las islas, según relata CNN, aunque había una cambiante población de policías y operadores de faros, así como la esporádica visita de turistas.

Kim vive con su hija Kim Jin-hee en Pohang, en la costa de Corea continental, hasta que terminen las renovaciones que se están haciendo en las islas. Cuando vuelva, seguirá siendo la única. “Solo hay un espacio para que un hogar permanezca como residente allí”, dijo un funcionario del Gobierno.

Aunque su hija y su yerno están planeando instalarse con ella en Dokdo, con lo que, en cierta forma, triplicarían la población de las islas. La hija planea vender estampillas, jabones y mariscos a los turistas que hacen el viaje en ferry de cuatro horas desde tierra firme.

“Los coreanos son muy protectores de su cultura y su raza. Quieren proteger todo lo que tienen”, afirmó el fotógrafo Tim Franco, quien viajó meses atrás a las islas, en declaraciones a National Geographic.