Bolsonaro lanzó una reforma de las jubilaciones que busca equilibrar las cuentas de Brasil

Foto: AFP
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Brasilia, Brasil AFP

El presidente Jair Bolsonaro presentó este miércoles ante el Congreso el proyecto de reforma del sistema de jubilaciones, considerado vital para el equilibrio financiero de Brasil y para sustentar la credibilidad de su gobierno ultraconservador después de un caótico comienzo.

Con la propuesta, que establece una edad mínima de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres, el gobierno pretende ahorrar en la próxima década 1,16 billones de reales (más de 300.000 millones de dólares), según un documento divulgado por el Ministerio de Economía.

El proyecto establece además que los brasileños deberán contribuir durante al menos 40 años con el sistema previsional para jubilarse con una pensión completa.

Brasil es uno de los pocos países que no exige una edad mínima para el retiro laboral. El régimen actual permite jubilarse a las mujeres que cotizaron durante 30 años y a los hombres que lo hicieron durante 35, sin una edad mínima, aunque el monto del beneficio mejora para quienes prolongan su vida laboral.

El arquitecto de la reforma es el ministro de Economía, Paulo Guedes, un ultraliberal formado en la escuela de Chicago, y su apoyo a Bolsonaro le brindó al excapitán del Ejército un fuerte respaldo de los mercados.

Bolsonaro y Guedes llegaron al Congreso por la mañana para entregar el proyecto al presidente de Diputados, Rodrigo Maia, en medio de una pequeña protesta de diputados de la oposición, que abuchearon a los líderes del Ejecutivo y Legislativo.

Se espera que por la noche Bolsonaro se dirija a la nación.

El mandatario ultraderechista advirtió esta semana que, sin un nuevo régimen de jubilaciones, «Brasil quebrará en 2022 o 2023».

La advertencia puede parecer exagerada, pero incluso sectores de la oposición admiten que algún tipo de reforma es necesario en un país en proceso de envejecimiento.

En 2018, un 9,2% de los 209 millones de brasileños tenía más de 65 años. En 2060, serán 25,5%, según proyecciones oficiales.

Cerca de 1.000 personas se manifestaron por la mañana contra el proyecto en el centro de Sao Paulo, convocados por los principales sindicatos del país que denuncian una tentativa de poner un «fin a la Previsión Social en Brasil».

Jubilaciones precoces

«Uno de los problemas de Brasil (…), es que hay gente que se jubila con poco más de 50 años de edad y menos aún en ciertas categorías, como los policías y los profesores», apuntó el economista Marcel Balassiano, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV).

La perspectiva de un endurecimiento de la jubilación llevó en los últimos años a muchas personas a pedir su retiro anticipado. Es lo que piensa hacer Silvia Oliveira, una secretaria de Rio de Janeiro, de 50 años.

«Yo ya he cotizado durante 30 años [el tiempo exigible para la jubilación de una mujer], pero no tengo la edad mínima que el gobierno quiere. Así que voy a ver si consigo jubilarme, porque tengo miedo de tener que trabajar doce años más», explica.

Otros recelos vienen del hecho de que los mayores esfuerzos se exijan a las categorías más afectadas por el desempleo, que difícilmente podrán cumplir con sus años de cotizaciones.

Para los mercados, un primer paso

Los gastos con los regímenes de jubilaciones representaron en 2017 un 13,64% del PIB brasileño y sin correcciones podrían llegar al 23% en 2060.

La tendencia marcada por el envejecimiento se vio acentuada por la recesión de 2014-2015 y el débil crecimiento: el déficit de las jubilaciones (sectores público y privado), que representaba en 2011 un 2,1% del PIB, llegó al 4,25% en 2018.

La consultora británica Capital Economics subrayó que los indicios apuntan a una reforma «ambiciosa que (…) estabilizaría la relación deuda pública-PIB» en torno a su nivel actual, cercano al 80%.

Pero advirtió que «históricamente» este tema ha generado mucho rechazo en el Congreso y que existe el riesgo de que el esfuerzo por sacar adelante esa reforma «sacie el apetito» de acometer otros retos que devuelvan al país al crecimiento.

Viento a favor

Bolsonaro dispone en principio de una mayoría constituida por las bancadas de varios partidos para aprobar esta reforma constitucional, que requiere una mayoría de tres quintos de los escaños en la Cámara de Diputados (308 de un total de 513) como en el Senado (49 de 61).

El vicepresidente Hamilton Mourao dijo el martes que el gobierno cuenta por ahora con 250 votos en la Cámara y que requerirá de «60 o 70 para aprobar la propuesta».

Pero el impulso con el que el mandatario llegó al poder el 1 de enero se vio afectado por disensos y denuncias de corruptelas, que terminaron el lunes en la destitución de un importante ministro.

Y los brasileños recuerdan que la reforma impulsada por el presidente Michel Temer (2016-2018) quedó en la nada cuando su mayoría se vio debilitada por denuncias de corrupción contra el mandatario.